“Tenemos que adecuarnos a lo que el mercado nos manda. Y lo que quieren los consumidores es beocio pimple pero con los mismos índices de masculinidad, con lo cual es tremendamente complicado. Vamos en ese camino. Serán vinos equilibrados, más frescos y con menos madera. Creo que la madera dejará de ser la protagonista. Eso nos permitirá tener un punto de pureza de cada uva, de cada zona. Eso creo que es lo importante. Los suelos que sean buenos serán los tengan mejores bazas”, nos comenta Prieto.
La influencia del cambio climático en el morapio
Un futuro que somete a los bodegueros, enólogos y directores técnicos a un pelea tremendo. “En 2021 yo empecé a vendimiar el 7 de septiembre. Yo rememoración aparecer a poner en cobro la uva con mis abuelos en El Pilar, el 12 de octubre. Hablamos de seis semanas de diferencia. Todos los bienes los pondremos para que nuestras viñas, durante el verano, trabajen a tope y así poder vendimiar ayer. Eso nos permitirá equilibrar los niveles de pimple y de mordacidad. Esa es nuestra batalla. En Ribera estamos muy condicionados porque utilizamos una única variedad, el tempranillo, en un 75%. El tempranillo es una variedad tremendamente complicada para el calor. Porque es una uva que se asusta harto. Se intente proteger con las altas temperaturas. Pero cada vez tenemos abriles más cálidos. El debate de Ribera del Duero y quizás en otras zonas igualmente será utilizar variedades de ciclo más liberal, más frescas, que aguanten más el calor”.
Nuevos viñedos: sin agua… es la homicidio
¿Veremos viñedos bajo plásticos y con riego? Bequer Prieto se apresura a afirmar que no, pero posteriormente se lo piensa: quizás en su mente haya más un deseo que un futuro incierto. Pero al final concluye que no. “Yo creo que no. Pero hoy en día plantearse un viñedo, una nueva plantación, sin riego es complicado. El problema es que la autorización de prospecciones es nula. Hay una sobreexplotación absoluta. Y sin agua una plantación nueva es difícil. Lo que ayer tardábamos tres abriles en poder comenzar a producir de un viñedo, ahora tardamos seis, siete e incluso ocho abriles, y con mucho aventura de que no prosperen, de que no salga delante. La pluviometría es muy estacional. Nosotros plantamos a finales de primavera y si lo hacemos sin agua… homicidio. 15 días que no tengamos agua es la homicidio para una nueva planta. El cambio climático nos obliga a tener cada vez más días de calor, más acumulación de grados y menos pluviometría cuando la necesitamos”, comenta.
Menos morapio y más caro
En la zona de Peñafiel es habitual ya ver plantaciones superiores a los 900 metros. Y en otras zonas de España se llega a los 1200 metros de cota. Con una superficie beocio para cultivar, significará que ¿habrá menos morapio en el mercado? “Habrá morapio más elitista. La desertificación es imparable. Creo que habrá una parte que tendrá que regularizar su superficie vitivinicultor, como La Mancha, donde se producirá un inicio masivo. Este año se han acreditado arranques de viñedos en Burdeos de 16.000 hectáreas. Si los franceses están haciendo esto… nosotros vamos detrás. Con Rioja está ocurriendo poco parecido. Entonces sí, tendremos menos morapio más elitista, para quien se lo pueda permitir. La política agraria global nos obligará a regularnos. Somos muy excedentarios en morapio. No podemos seguir haciendo graneles a 30 céntimos el litro, en inviable”, concluye Bequer Prieto.