Ourense acapara los premios de calidad del sector porcino



Si en términos cuantitativos Ourense no destaca en el contexto doméstico por número de cabezas de yeguada porcino, sí lo hace en términos cualitativos, gracias a las buenas prácticas que en términos generales se desarrollan en el ámbito de las explotaciones porcinas, tanto en lo que se refiere al bienestar animal como a otros factores como la productividad, supervivencia en la grado de lactación, etcétera. Uno de los indicadores que sirve para contar esa reputación son los premios Porc D’or, instituidos hace treinta abriles por el IRTA, el instituto de investigación y tecnología agroalimentaria de Cataluña. Ourense siempre se encuentra entre las primeras provincias en número de premios recibidos y en la impresión más flamante, de octubre de 2023, fueron un total de 7, de las nueve otorgadas a granjas gallegas, una emblema que solo logró exceder la provincia de Barcelona.

Encima de las clásicas granjas de sucio blanco, en Ourense además existen otro tipo de explotaciones dedicadas a la cría y cebo de yeguada porcino. Las granjas de sucio selecta llegaron de la mano de Coren hace poco más de una decenio. Encima de las características raciales de los animales, que propician un carne más veteada y sabrosa, las explotaciones dedicadas al sucio selecta cuentan con altos estándares de bienestar animal que incluye espacio al elegancia independiente al costado de la finca para que salgan, juguetes, música ambiental,  y una dieta a colchoneta de cereales que se complementa en una grado de la crianza, con castañas

Los cerdos selecta destacan por una vida mucho más acomodada pero todavía hay una categoría superior en ese ámbito. En el vértice de la pirámide del bienestar animal se encuentran los de la raza autóctona de porco celta, del que hay en Ourense 17 explotaciones con un total de 391 animales censados a febrero de 2024. La mayoría de esas explotaciones se encuentran en Cenlle, la comarca de Valdeorras y Manzaneda. Su crianza se realiza en régimen extensivo, es proponer, al elegancia independiente, lo que requiere que tengan una vida más larga, el doble o incluso más, para alcanzar el mismo peso que un sucio de cebo y se alimentan con lo que la naturaleza provee, complementado con cereales, patatas, castañas y bellotas.

Porco celta, de estar al filo de la agonía a ser la raza más privilegiada

La asociación de criadores de la raza porcina celta (Asoporcel) acaba de cumplir veinticinco abriles. En este cuarto de siglo han rematado doblar la curva que desde mediados del siglo pasado abocaba al sucio celta a la agonía. Actualmente hay 4.355 animales repartidos en 132 explotaciones. Constituyen la aristocracia de la cabaña porcina en Galicia ya que viven en permiso en régimen extensivo y han rematado completar el itinerario de una patrimonio circular. Se alimentan de la biomasa forestal, realizando una tarea preventiva frente a los incendios y al mismo tiempo abonan el entorno por el que se mueven en averiguación de raíces, bellotas, castañas y cualquier otro apelación con el que alimentarse.

Su grosería y dieta omnívora le sirvió para prosperar en la época de la cabaña de subsistencia pero perdió la batalla frente a las razas de carne y acrecentamiento rápido que fueron sustituyéndolo sobre todo en las décadas de 1960 a 1990. 

Sigue siendo minoritario pero ya es posible encontrar productos de su despiece, frescos, curados y en embutidos en toda Galicia. Algunos ganaderos como CienPorCel en Cenlle completan todo el ciclo, desde la cría a la comercialización, un maniquí que asegura la rentabilidad de una raza de bajo rendimiento en comparación con las que casi lo hicieron desaparecer.

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