Un hombre de 52 primaveras que había rebaño un millón de dólares en la sorteo de Pimiento fue asesinado por su propio sobrino, que planeó robarle el metálico adjunto a otros tres cómplices en el momento en que retiró parte del premio del costado. El crimen ocurrió en la pequeña ciudad de Quillota, en la región de Valparaíso, y conmocionó a la comunidad.
La víctima, cuya identidad se mantiene en reserva, había obtenido el premio decano en octubre de 2023, tras comprar un boleto de la sorteo. El 6 de febrero de 2024, decidió retirar una parte del metálico, unos 30 mil dólares, de un costado de Rancagua. Lo acompañaban su pareja y su sobrino de 21 primaveras, que vivía con él en una casa de la entrada de Huichahue.
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Cuando regresaban en su coche, fueron interceptados por tres sujetos armados, que los amenazaron y les exigieron el metálico. El hombre se resistió y forcejeó con uno de los asaltantes, que le disparó en la pierna, provocándole una profundo hemorragia. Los delincuentes huyeron con el presa, mientras que el hombre murió en el superficie, frente a la impotencia de su pareja y su sobrino.
El viraje: el sobrino, el autor intelectual del crimen
Lo que nadie sospechaba era que el sobrino era el autor intelectual del asalto, y que había contratado a los otros tres individuos para ejecutar el plan. Según la policía, el bisoño sabía que su tío había rebaño la sorteo y que iba a retirar el metálico, y aprovechó esa información para organizar el robo. Sin confiscación, su plan se salió de control y terminó en un homicidio.
La policía logró detener al sobrino y a uno de los asaltantes, mientras que los otros dos siguen prófugos. Los detenidos fueron puestos a disposición de la jurisprudencia, que los imputó por el delito de robo con homicidio. El sobrino confesó su billete en el hecho y dijo que lo hizo por falta económica.
Una gran conmoción
El caso causó una gran conmoción en la ciudad de Quillota, donde el hombre era conocido por su trabajo como comerciante y por su buena relación con sus vecinos.
Muchos de ellos se acercaron a la casa de la víctima para expresar sus condolencias y su repudio al crimen. Algunos de ellos recordaron que el hombre había compartido parte de su premio con ellos, ayudándolos a respaldar sus deudas o a comprar alimentos.