“Vengo de temperaturas muy muy bajas y no me esperaba esas temperaturas… Llevé el cuerpo a unos extremos que nunca había llevado. Una insensatez máxima”, explica Pol Makuri.
Su correr va más allá, aún. Lo han completado en la modalidad de autosuficiencia, es aseverar, han tenido que cargar con todo lo que necesitaban para manducar, acostarse y producirse las cuatro etapas por el desierto de Omán, uno de los más peligrosos del mundo.
“Te obligan a tolerar un sacavenenos para los escorpiones”
Entre los siete kilos que pesaba cada una de las mochilas que llevaban tenían que tolerar, obligados por la ordenamiento de la carrera, un sacavenenos por si les picaba un escorpión o alguno de los otros pequeños animales que habitan en la zona. “Llevábamos todo encima: un cuchillo, un saco de acostarse, un sacavenenos para los escorpiones”, relata el esquiador paralímpico y ultrarunner.
“Lo que más me ha costado son las dunas, pero a la vez son mágicas”, afirma un Pol, que de principio tiene esa desemejanza práctico en el costado derecho de su cuerpo. Lo que le ha provocado un sufrimiento extremo en cada una de las pisadas, con la dificultad añadida de la inestabilidad de las dunas que inundan el represión.
El ir sumando kilómetros le iba afectando a ese costado derecho, sobre todo en el tren inferior, a lo que ha tenido que añadir algún problema estomacal. Una correr increíble para determinado que venía de hace poco tiempo competir en un ámbito totalmente diferente, ya que fue esquiador soberbio en 2022 en Pekín. De esas temperaturas gélidas ha pasado a sufrir los más de 40ºC a los que han tenido que enfrentarse en el desierto de Omán.