Los debates, cada vez más insulsos por los corsés que imponen los partidos. Los mítines, exceptuado excepciones, han pasado a mejor vida porque la clan ya no se siente motivada por ese tipo de escenografías. Las entrevistas a los candidatos, previsibles en la mayoría de las ocasiones.
Por lo tanto, las campañas se viven en las redes, en los chascarrillos, en las frases ligeras, en los lemas o las gracietas. Queda para románticos eso de que las campañas son para explicar propuestas y programas. Es más, hay partidos y candidatos reconocibles que no están haciendo carencia y van a cosechar una buena talego de votos.
Sea como fuere, queda muy poco para que la verdadera pesquisa demuestra quién manda aquí. De momento, mandan aún las promesas, los proyectos y las soluciones para todo y para todos. En eso sí que las campañas son las de siempre.