Les acompañamos en uno de sus entrenos diarios en el Palacio de Hielo de Madrid. Ainhoa Gimeno es una de sus entrenadoras, la que estuvo con ellos en Gangwon: “Han hecho un papel extraordinario. No nos lo esperábamos, fue una gran sorpresa, lo recibimos con mucha alegría y disfrutando de esta gran oportunidad”.
Tiene mucho mérito ese bronce porque Carolina y Pau comenzaron a patinar juntos hace escasamente medio año: “Llevamos solo seis meses entrenando juntos, desde septiembre”, afirma Pau. Y Carolina añade: “Hemos tenido que exigir sobrado”.
Entrenan cuatro horas diarias… “Pero lo hago porque me gusta, porque yo quiero”, justifica la patinadora. Ella tiene 15 primaveras y vive en Madrid, mientras que su compañero es de Puigerdà, Gerona, y tiene 17.
“La dedicación de esta pareja al patinaje es plena, sacrifican expectativas con sus amigos. El esfuerzo físico y mental que tienen que realizar es impresionante”, comenta Ainhoa Gimeno.
Siguen la vestigio de Javi Fernández
Esta es la segunda medalla olímpica para el patinaje hermoso gachupin tras el bronce conseguido por Javier Fernández en PyeongChang 2018.
El dúo gachupin fue tercero en el software corto y consolidó su podio en el entrenamiento huido, en el que fue el segundo mejor con una puntuación de 62.51. Acumularon un total de 94.03, lo que les permitió colgarse el bronce por detrás de los canadienses y de los estadounidenses.
Carolina Shan Campillo y Pau Vilella compaginan sus estudios con el patinaje. Ahora les toca disfrutar de lo conseguido, pero ya sueñan con alcanzar más triunfos.
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