Las cifras además muestran que es el Oviedo un equipo un poco “pasota”. Anota como los de la parte inscripción, pero encaja como los de la parte desvaloración. Una equivocación de seguridad que le ha condenado en unos cuantos partidos y que no acaba de solucionar.
En ataque, el nombre propio, es el de Demetric Horton. El cornisa es uno de esos jugadores que pueden percibir un partido prácticamente solo si entra en combustión. De frenarlo, los rivales tendrán mucho camino repaso.
Por fuera, Josep Pérez o Dan Duscak llevan el mando de las operaciones en la dirección, mientras que por adentro hay físico a lo pancho (entiéndase, jugadores fuertes), pero no tanto a lo suspensión y menos tras la desvaloración de Rozitis. El componente más fiable está siendo Martí, que promedia casi 12 puntos y al que “birlaron” una canasta en el extremo tropiezo en Melilla, lo que hizo que los ovetenses firmaran el acto bajo protesta y solicitaran la anulación del partido.
Stuckman, con rótulo de “5” pero alma de “4”, el completo Mikel Sanz o el “duro” Antesala Elisias, forman la sueldo de jugadores a seguir en una escuadra que dirige el gallego Javi Rodríguez tras su fallido paso por el Estudiantes la pasada campaña.
Un adversario que aterriza en el Pazo con tantas o más dudas que el COB. Uno de esos partidos que vale doble en la lucha por estar en el play off. Puntos fuertes y además débiles para un Oviedo poco “cojo” a estas gloria del curso baloncestístico.