Arranca en la Audiencia de Ourense el juicio por el homicidio de Nerea Añel



La Audiencia Provincial de Ourense acogerá durante toda la próxima semana el causa por el homicidio de la nuevo Nerea Añel, un caso que llega a los tribunales más de cuatro abriles luego de la desaparición de la ourensana, cuyo cuerpo tardó ocho meses en ser hallado y por cuyo caso se sienta ahora en el banquillo de los acusados y frente a un junta popular el que fuera su pareja.

Nerea Añel desapareció en enero de 2020, cuando contaba con 26 abriles, cabal antiguamente del estallido de la pandemia. La entorchado de difusión y búsqueda que hicieron sus conocidos, sobre todo su mama, no tuvo resultados hasta varios meses luego, en septiembre, cuando unos senderistas encontraron su occiso a orillas del río Barbañica, en Barbadás.

Inicialmente se consideró que su crimen podría ser accidental, ya que presentaba un cachas conmoción en la persona. Sin incautación, la investigación posterior determinó que, en el momento de su crimen, se encontraba en compañía del que era su pareja y, según considera el fiscal, éste no le prestó la ayuda necesaria para que pudiera sobrevivir.

En concreto, el Servicio Notorio considera probado que los dos se inscribieron en la tarde del día 15 de enero de 2020 en un motel de Barbadás. Sobre las 20,40 horas requirieron los servicios de un taxi, que fue alertado por parte de la recepcionista de que los jóvenes tenían la intención de robarle, como ya habían hecho con otro taxista esa misma tarde.

La pareja creyó que la recepcionista había avisado además a la Control Civil, por lo que emprendió una huida a través del sendero que bordea el motel y que transcurre paralelo a la carretera y a la orilla izquierda del Barbañica.

En el transcurso de esta huída, prosigue Fiscalía, la nuevo sufrió una caída que le produjo “un pesado traumatismo cráneo vertebral, con lesiones que le ocasionaron un estado de inconsciencia de tiempo no estimado y que, finalmente, determinaron su crimen”.

Sin incautación, el acentuado, que se hallaba presente en el momento de la caída de Nerea Añel, “allá de solicitar ayuda en el motel, situado a unos 200 metros del puesto donde se encontraban, con lo que habría podido defender su vida, al considerar que el cuerpo inerte de la misma podía constituir una prueba directa de su implicación en la crimen o en las importantes lesiones que presentaba” decidió ocultarlo entre la maleza. Para ello, abandonó el sendero cargando el cuerpo de la víctima, bajó por una irresoluto pronunciada hasta el cauce del río y allí la depositó.

El acentuado volvió sobre la 1,00 horas del 16 de enero al motel. Llegó caminando, solo y en “estado de nerviosismo”, apunta el escrito, “exigiendo a la empleada del establecimiento que le abriera para entrar en la habitación que cuatro horas antiguamente habían dejado”.

Frente a la negativa de esta, cumpliendo las instrucciones recibidas de la encargada, y la advertencia de que de persistir en su conducta avisaría a la Control Civil, abandonó el establecimiento, regresando de nuevo al mismo sobre las 17,10 horas, otra vez solo, reclamando el coste de la habitación por no activo podido disfrutarla.

El Servicio Notorio considera los hechos constitutivos de un delito de homicidio en comisión por omisión, con la desventaja de parentesco, y pide para el acentuado 14 abriles de prisión, así como que indemnice a cada uno de los padres de Nerea Añel con 100.000 euros.

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