La pexeguiera de xardín es una especie que está presente en las cuatro provincias gallegas. Aquí, al igual que en otros territorios, fue introducida, como planta ornamental. Sus tallos son rastreros, muy ramificados y de color parduzco; pueden alcanzar hasta los cincuenta centímetros de dadivoso, presentando puntas ascendentes que llegan hasta los diez centímetros de stop. Sus raíces, presentes en los numerosos nudos inferiores, de ahí el nombre de nudosilla, son de olor desagradable parecido al de la orina. Gracias a esa intrincada red de tallos y nudos, que le permite cuajar con facilidad y expandirse con ligereza, es utilizada en floricultura como planta decorativa para tapizar terrenos, contribuyendo adicionalmente, a ceñir la desgaste del circunscripción. Por otra parte, la atractiva coloración rojiza tanto de sus hojas como de sus inflorescencias dotan de una particular belleza a los espacios ajardinados. Asimismo, viene cultivada como planta colgante en macetas, para jardines verticales y techos verdes. Sus hojas, son alternas, con peciolos cortos, de forma mas perfectamente oval y con pelos glandulares en su superficie; son color verde negro con una lado central en forma de uve o de punta de flecha de color rojizo purpúreo. Las inflorescencias están compuestas por numerosas flores aglomeradas en un conjunto esférico terminal a modo de cabezuelas situadas sobre un dadivoso peciolo. Normalmente presentan dos inflorescencias en la punta de cada tallo. Las flores, de larga duración, especialmente en los climas templados, son abundantes y pequeñas, de color blanquecino en principio y rosa claro luego. En Galicia florece durante casi todo el año. El fruto es seco, de color oscuro brillante, y contiene una sola semilla resistente a las bajas temperaturas. Se propaga fácilmente además por división y esqueje. Puede crecer en exposición directa al sol o en la sombra, en terrenos ricos en humus, húmedos y frescos, si perfectamente el punto ideal para su incremento es la semisombra. Se encuentra en las grietas de los muros, bordes de caminos y riberas de acequias. Si las heladas son persistentes llegan a perder las hojas. Cuando está perfectamente enraizada puede soportar periodos de sequía.
Etimológicamente, su nombre genérico, persicaria, deriva del latín y le viene regalado por que sus hojas tienen cierto parecido a las del melocotonero, cuyo nombre sabio es Prunus persica. El epíteto capitata además derivado del latín y significa “persona”, haciendo con ello narración a la forma de sus inflorescencias globosas.
El resultado de la decocción de sus hojas y flores, previamente desecadas, tiene propiedades antiinflamatorias y antibacterianas. Así en Oriente se usa para tratamientos de infecciones de la vejiga, cálculos renales y otras afecciones del tracto urinario. Estos usos medicinales siempre han de ser realizados con la adecuada supervisión médica. Todavía puede emplearse como colorante ya que posee un pigmento que proporciona un color amarillo intenso cuando viene adaptado sobre el aluminio.
En algunas regiones está considerada como una especie invasora y una amenaza para la biodiversidad. Al respecto, en los últimos primaveras, en diversas zonas de Galicia, se realizaron talas selectivas y desbroce, para la retirada de plantas exóticas invasoras como la descrita. Por ejemplo, en la aldea pontevedresa de Caldas de Reis, se llevó a término un software de erradicación de esta especie en los tramos urbanos recorridos por los ríos Umia y Bermaña, juntamente con otras especies tales como Ipomea indica, Tradescantia fluminensis, Bidens sp, Acacia melanoxylon y Egeria densa. Asimismo, en el algunos espacios del término municipal de Vigo se llevaron a término proyectos de este tipo.