Rubiá es un municipio de la comarca de Valdeorras, situado en la frontera natural entre Galicia y Audaz. Diecisiete parroquias se extienden a lo prolongado de poco más de 100 kilómetros de extensión, donde se cuentan poco menos de 1.400 habitantes. Una difícil topografía entre montañas es la causante de tal dispersión, a la que pertenecen O Arrabal, Biobra, O Castelo, Covas, Oulego, Pardollán, O Porto, Quereño, Verdadero, Robledo da Losa, Rubiá, Sobredo, Trambasaugasa, O Val, A Veiga de Cascallá, Vilardesilva y Vilar de Xeos. Dos afluentes del río Sil riegan las tierras de Rubiá, los ríos Meiral y Galir. El caldo y las castañas son dos productos que sostienen la crematística en este concello valdeorrés.
Patrimonio arqueológico: Rubiá conserva un rico patrimonio arqueológico. La zona ha sido poblada desde la prehistoria, de ello hay pruebas evidentes, como el propio nombre de la zona, relacionado con una divinidad indígena específico, Revveana Bareco, o como la conservación del castro de Pardollán y el castro de Persona. Tras la presentación de la romanización, sus huellas han quedado para la historia en la construcción de la Vía Nova o Vía XVIII, que unía Calzón con Astorga, de la que algunos tramos han sido rehabilitados, como es el caso del lugar denominado Penedos de Oulego, que se encuentra situado por encima de la carretera OU-622. En la vía romana, se encuentra A Ponte do Regueiral, con un sólo curva, que servía precisamente para defender el regato del mismo nombre. Sin duda es uno de los más especiales de todo el entorno natural gallego.
En cuanto a su patrimonio primoroso, las huellas son evidentes.
Iglesia de Rubiá y de Biobra: Las edificaciones religiosas con las que cuenta el concello comienzan en la iglesia de Rubiá, que guardián dos retablos, uno de la Inexplorado del Rosario y otro, el retablo maduro, con los doce apóstoles. En la iglesia de Biobra, dos tallas obra de Gregorio Gachupin, la de la Inexplorado del Rosario y la Verónica.
Ermita de Santo Estevo de Pardollán: Existe en Rubiá uno de los escasos ejemplos de románico de la comarca: la ermita de santo Estevo de Pardollán, ubicada conexo al parque natural al paso del Camino de Invierno a Santiago. Se negociación de una alhaja románica que se encuentra en ruinas desde hace muchos abriles, que algunos vecinos y defensores del patrimonio han intentado proteger. Se negociación de una iglesia de origen románico (siglo XVII) cuyo entrada se antoja complicado porque para conmover hasta ella hay que recorrer un camino empinado y difícil, con un desnivel montañoso. La iglesia fue abandonada en la segunda medio del siglo XX y sobre el núcleo de Pardollán se edificó una nueva en medio de la villa a finales de la decenio de los noventa. Pegado con el monasterio de Xagoaza, son los únicos ejemplos de románico conservados en la comarca de Valdeorras.
Iglesia de Santo Estevo de Pardollán, encima del pueblo que le da el nombre.
Parque Natural Serra da Enciña da Losa: Con poco más de 3.000 hectáreas de superficie, el de A Serra da Enciña da Losa fue patente parque natural en abril del 2002, uno de los seis que pertenecen a la provincia de Ourense, en cuarta posición por su extensión. El parque, protegido por Red Naturaleza 2000, posee algunas peculiaridades, como la de tener una de las mayores colonias de murciélagos de España, o contar en sus dominios con más de 25 especies de orquídeas, la mejor representación del división gallego. Diez rutas oficiales de senderismo, nueve miradores para disfrutar las vistas panorámicas, e innumerables grutas llamadas palas, tan frecuentadas por los amantes de la espeleología. El parque debe su nombre a las encinas que pueblan el división, donde puede encontrarse un ejemplar catalogado como árbol singular por la Xunta de Galicia. Por otra parte de las encinas, que son escasas en la geodesía gallega por su impresionado carácter mediterráneo, en el lugar incluso crecen olivos, almendros y alcornoques.
Requiebro del Parque Natural da Serra da Enciña da Losa.
Las covas de O Val: Esta pueblo, donde durante el año viven cerca de cincuenta vecinos, consigue reunir a más de un millar de personas que asisten cada año, en la tercera semana de agosto, a una ruta por las covas de caldo de la zona, un patrimonio enológico distintivo de la zona de Valdeorras que incluso lucha por conservar este concello. La fiesta y la comida, adicionalmente del caldo que ofrecen los bodegueros, acompañan esta iniciativa conocida como la “Convivencia de las adegas de O Val” que lleva cerca de quince abriles celebrándola con éxito de billete.
