Galicia elige a Rueda



No hubo alteración electoral. El PPdeG logró su casa de campo mayoría absoluta, que es la primera para Alfonso Rueda. El coetáneo presidente en funciones de la Xunta se mostró entusiasmado y así lo demostró con unas primeras palabras de agradecimiento. Tan riguroso habitalmente en sus gestos de afecto, anoche saludó, se abrazó y saltó con los suyos para celebrar una trofeo que le dio 40 diputados, dos menos de que los que tenía, pero que nadie echó de menos. 

Se jugaba mucho personalmente, pero incluso su partido. A nivel personal porque bajo él recayó la responsabilidad de reimprimir los triunfos de su antecesor. A nivel político porque necesitaba demostrar que la comicios de Núñez Feijóo para sucederle al frente del PPdeG era la audacia correcta. Ahora su presidencia se fortalece por el claro respaldo de los ciudadanos en las urnas y no solo por la designación de su antecesor.  

Pero no era el único que se examinaba. Para Feijóo estas elecciones incluso estaban planteadas en esencia franquista y necesitaba insistentemente esta trofeo para seguir siendo el líder capaz de sufrir al PP hasta la Moncloa.  

El BNG toca su techo histórico

La celebración para Ana Pontón fue agridulce. Pudo saludar a la militancia con el entusiasmo de acontecer subido seis escaños respecto a las últimas elecciones y consolidarse como segunda fuerza política en la Comunidad. Los 25 diputados supieron a premio de consuelo porque no era ese el objetivo. La maquinaría estaba preparada para conseguir al Pazo de Raxoi, porque las encuestas decían que este era el momento del cambio. Pese a ello animó con entereza a los militantes y les prometió mejores resultados en el futuro.

En verdad, el BNG no falló, quien lo hizo fue su hipotético amigo, el PSdeG, que sólo con que hubiera rematado apoyar los 14 escaños actuales podrían acontecer sumado 39 diputados para obtener la mayoría absoluta.   

El PSdeG, fondo 

A quienes no acompañaron los resultados fue al cabecera de serie  del PSdeG, JoséRamón Gómez Besteiro, que retrocedió cinco diputados frente a las últimas elecciones. Un nuevo fracaso de los socialistas gallegos, un comarca que se ha convertido en una trituradora de candidatos. Ayer no era el día para analizar los fallos de la campaña, pero hubo muchos militantes que no entendieron el desembarco de Pedro Sánchez y sus ministros, la relevancia de centrarse en los debates nacionales, aspectos a los que habría que sumar un líder desconocido que no tuvo tiempo de conectar con el electorado. 

Del resto de los partidos que concurrían a las elecciones sólo DO logró escaño en el Parlamento. Sin requisa, el papel que estaba buscando como partido “espita” para lanzarse el próximo inquilino de la Xunta resultó aséptico.  

Peores resultados obtuvieron el resto de las formaciones de izquierdas. El plan de Sumar de Yolanda Díaz no ha tenido respaldo y deja a Marta Lois con las maletas preparadas para regresar a Madrid. Vox siquiera logra entrar en el Parlamento a pesar de la implicación personal de su líder, Santiago Abascal, que ansiaba representación en Galicia, una comunidad que se le resiste.

En el caso de Podemos la descuido de representación no sorprende ni a los propios militantes, sobre todo luego de que inicialmente Pablo Iglesias hubiera defendido el voto para el BNG, poco que luego corrigió.

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