La muerte de la joven ourensana Nerea Añel



El caso de Nerea Añel llega a la Audiencia Provincial de Ourense, más de cuatro abriles luego de su homicidio. La Ecuanimidad determina en este proceso si el que entonces era su pareja es culpable de un delito de homicidio en comisión por omisión, con la desventaja de parentesco.

La desaparición de Nerea Añel

Era el día 5 de enero de 2020 cuando la tribu de una muchacho ourensana denunció su desaparición. Nerea Añel tenía 26 abriles entonces, y toda la ciudad de Ourense se volcó en su búsqueda.

Sus conocidos, y especialmente su mamá, no se cansaron de inquirir y pedir ayuda para localizarla. Al eficaz se sumaron las autoridades, con una pelotón canina incluida. Las labores se concentraron en los alrededores del motel Cancún, allí algunos testigos la situaban acompañada de un hombre.

Los meses fueron pasando, y al octavo unos senderistas encontraron el cuerpo sin vida de una mujer en el cañada seco del río Barbadás. Los rasgos coincidían con Nerea, mujer, muchacho y de complexión flaca. Y en septiembre de 2020, la Municipal Civil puso rostro a esos restos humanos, era ella.

Las primeras hipótesis apuntaban a una homicidio accidental, por un cachas codazo en la capital. Pero conforme avanzó la investigación, se confirmó que Nerea podría activo sobrevivido.

A partir de ese momento, la Policía Franquista comenzó a investigar al entorno de la víctima. Hasta que en el mes de junio de 2021 comunican que el que entonces era su pareja pasa a ser el principal sospechoso. Los motivos: los testigos los recuerdan juntos en los días de su homicidio, encontraron una polímero bancaria a nombre de él adjunto al cuerpo de Añel y, especialmente, las contradicciones en la coartada que presenta el investigado.

La hipótesis del homicidio

El Servicio Divulgado, tras una amplia investigación, considera la venidero teoría. Los dos se encontraban en el motel Cancún, de Barbadás, donde pidieron un taxi que al aparecer recibió un aviso de la admisión: uno y otro jóvenes tenían la intención de robarle, como ya habían hecho antaño con otro conductor.

Los dos pensaron que el personal del motel había alertado a la Municipal Civil y, por eso, huyeron por el camino de tierra que bordea el edificio. Nerea no saldría de ese sendero.

La investigación apunta a que en esta huida ella sufrió una caída que le produjo “un difícil traumatismo cráneo vertebral, con lesiones que le ocasionaron un estado de inconsciencia de tiempo no estimado y que, finalmente, determinaron su homicidio”.

Él, según la denuncia, presenció el codazo y “acullá de solicitar ayuda en el motel, situado a unos 200 metros del emplazamiento donde se encontraban, con lo que habría podido guardar su vida, al considerar que el cuerpo inerte de la misma podía constituir una prueba directa de su implicación en la homicidio o en las importantes lesiones que presentaba” decidió ocultarlo entre la maleza. Para ello, abandonó el sendero cargando el cuerpo de la víctima, bajó por una irresoluto pronunciada hasta el cauce del río y allí la depositó.

Se sabe que el marcado volvió al motel cerca de las 01:00 horas, “estado de nerviosismo”, y “exigiendo a la empleada del establecimiento que le abriera para entrar en la habitación que cuatro horas antaño habían desaliñado”.

En presencia de la negativa, se marchó para regresar a las 17:10 horas a requerir el cuantía de la habitación.

El discernimiento contra él

Este lunes 19 de febrero de 2024, más de cuatro abriles luego, la Ecuanimidad sienta en el banquillo de la Audiencia Provincial de Ourense a Julio G. S. para determinar si es culpable de un homicidio en comisión por omisión, con la desventaja de parentesco.

El Servicio Divulgado pide para el marcado 14 abriles de prisión, así como que indemnice a cada uno de los padres de Nerea Añel con 100.000 euros.

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