Sin incautación, hay poco que ha alertado tanto a facultativos como a psicólogos: el nuevo perfil al que han tenido que hacer frente es ahora el de niños de 9 y 10 primaveras, lo que supone un descenso en la años habitual.
Las razones
Los expertos indican que a posteriori del confinamiento los casos de estos trastornos se dispararon: “En su momento, los detectamos entre muchas niñas de entre 13 y 14 primaveras. Pero siguen siendo una constante” indican desde la Asociación de Hambre y Anorexia de Pontevedra. Una años que ha ido disminuyendo progresivamente y afectando además a chicos -cuando hasta hace poco era raro encontrarlos a ellos en las consultas-.
Internet y las nuevas tecnologías podrían estar detrás de este repunte de casos: “La inexperiencia mira con destino a las redes sociales donde le da distinto importancia”. De hecho, en ellas se les da gran importancia al físico, por lo que niños y adolescentes acaban asociando que la delgadez es correspondiente de éxito y éxito.
Por eso hay que estar en alerta frente a posibles ‘síntomas’ para tratarlo cuanto ayer. Las personas que sufren estos trastornos, al principio, retiran de su dieta la comida basura y los alimentos precocinados y son sustituidos por más verduras. Con anterioridad, esto podría estar relacionado con un experiencia saludable, sin incautación, el problema viene cuando se reducen cantidades de alimentos ingeridos.
¿Qué hacer frente a una sospecha?
Desde ABAP recomiendan aparecer al médico de almohadón para hacer una valoración. Adicionalmente desde la propia asociación ofrecen consultas y asesoramiento psicológico. Y no solo para aquellos que lo sufren si no que además para su entorno. Por eso el problema debe abordarse de forma conjunta.