Amnistía y un mediador, el precio que Puigdemont pide a Sánchez


Quinta fuerza en las últimas elecciones generales en Cataluña, el 11,16% de los votos, siete diputados en el Congreso, y dispuesta, dicen, a iniciar un proceso de negociación no sólo en términos constituyentes, sino con el objetivo de alcanzar una “historia de acuerdo” como no se ha hecho en España desde la guerra de sucesión y la “caída de Barcelona” en 1714. Ésta es la foto de Junts, y la de España en su conjunto, tras las últimas elecciones legislativas: un panorama de bloqueo que, sin el acuerdo de los dos grandes partidos o la repetición electoral, sólo tiene una clave, y ésta la tiene la que reclama el magistrado Carles Puigdemont, huido a Bélgica desde 2017. Por si quedaba alguna duda sobre la predisposición del fugitivo, en caso de que alguien en PSOE esperaba una negociación en condiciones razonables, Carlos Puigdemont Ha pintado el terreno de juego este martes. Y como requisito previo para dar el siguiente paso, ha establecido la aprobación de una ley de amnistía. Nada nuevo ahí. Es solo el principio.

La comparecencia se anunció como el momento en el que Junts plantearía el “marco” de la negociación, y así ha sido, aunque el expresidente catalán ha ido más allá. Dominando el escenario, saboreando lo que ya siente como una victoria aunque no consiga sus objetivos, consciente de que los focos vuelven a estar sobre él a pesar de su fuerza electoral menguante pero decisiva, Puigdemont ha fijado las dos condiciones previas que deben cumplirse antes de comenzar la negociación, como lo que pretende abordar una vez que Pedro Sánchez ya haya sido investido; básicamente, y si se aceptan sus términos, el reconocimiento de Cataluña como sujeto soberano.

Con toda su dureza, el contenido de la comparecencia de este martes perfila el momento político e histórico que atraviesa España. No hay muchas alternativas. O el PSOE acepta hablar de todo o habrá repetición electoral. “No estamos hablando de un parche para sacar adelante la legislatura y cerrar el camino a la derecha”, estamos hablando, ha dejado claro, de un “acuerdo y compromiso histórico”. España «tiene un complejo dilema de resolución. O repetir elecciones, con el riesgo de que los equilibrios políticos sean tan frágiles como ahora, o pactar con un partido que mantenga la legitimidad del 1 de Octubre y que no ha renunciado ni renunciará al unilateralismo”, resumió Puigdemont por si hubiera cualquier duda.

El expresidente de la Generalitat pretende establecer una negociación en dos etapas. Uno, previo a la investidura, para aceptar que sus siete diputados permitan a Pedro Sánchez continuar en La Moncloa, y otro posterior, éste ya planteado en términos históricos, con parámetros que implican de facto el derribo del Estado. El PSOE no podrá alegar desconocimiento. Esquerra vuelve a verse superada. Puigdemont, destituido en 2017 por 155, se ve más que nunca en la posición de “presidente legítimo”. Como siempre ha ocurrido, unos pocos -el 11% de los votos- hablan en nombre de toda Cataluña.

Condiciones

De entrada, y antes de que acabe el plazo para convocar nuevas elecciones, Puigdemont pone sobre la mesa la necesidad de aprobar una ley de amnistía, así como el “abandono total y efectivo del proceso judicial contra el independentismo”: “El 1 Octubre no fue un delito, ni la declaración unilateral, ni las protestas contra la sentencia. Puigdemont precisa que la citada ley de amnistía debe abarcar “el amplio espectro de la represión iniciada antes de la consulta del 9 de noviembre de 2014”, sin precisar en qué situaciones a las que se refería antes de esa fecha. Del mismo modo, Junts rechaza que la citada ley pueda beneficiar a los policías acusados ​​de las cargas policiales del 1-O, como propone Sumar. La ley “hay que hacerla para reparar una injusticia, no olvidar ni poner fin a nada ni igualar a las víctimas de estas injusticias con sus perpetradores.”

en dos fases

Junts propone una negociación en dos fases: una previa a la investidura -ley de amnistía, fin de la “vía judicial”…-, y otra posterior, para la que apela tanto al PSOE como al PP, para resolver el ” conflicto».El objetivo, lograr un “pacto histórico”.

Policías, excluidos

La ley de amnistía debería ser aprobada antes de que venza el plazo para repetir elecciones, y debería incluir “el amplio espectro de la represión que comenzó antes de la consulta” de 2014. Los policías acusados ​​de los cargos de 1 -TODA.

Referéndum

Los acuerdos previos para la investidura deben derivar en una legislatura en la que se aborde y resuelva el conflicto. El punto de partida es claro: “Sólo un referéndum acordado podría sustituir el mandato del 1 de octubre”.

Sin receta regional

La postura de Puigdemont también debe leerse en términos de lucha interna dentro de ERC, a la que se cuestiona su apuesta por el diálogo: “No existe una receta regional para los problemas de Cataluña”.

Junto al reconocimiento del catalán como lengua oficial de la UE, algo que deberá decidirse el día 19 en Bruselas, Junts volvió a poner sobre la mesa la “creación de un mecanismo de mediación y verificación que proporcione garantías de cumplimiento y seguimiento de las acuerdos”, lo que abre la puerta a la introducción de la figura de un mediador con el que, con toda probabilidad, Junts aspirará a dar trascendencia internacional a la negociación. Del mismo modo, en Junts afirman que los únicos límites a lo que se puede De los que se habla “son los tratados internacionales que se refieren a los derechos humanos, individuales y colectivos, y a las libertades fundamentales”.

Éstas, deja claro Puigdemont, son las condiciones previas antes de que expire el plazo para evitar nuevas elecciones. “Si no se cumplen esas condiciones esa negociación no se producirá”, afirmó el líder de Junts. Entonces, dejó claro, llegaría la verdadera negociación, para la que ya no apeló sólo al PSOE sino también al PP. Los términos de lo que sigue -el “compromiso histórico que resuelva el conflicto”- se desarrollarán a lo largo de la próxima legislatura y con términos más que esbozados, empezando por el hecho de que “sólo un referéndum acordado podría sustituir el mandato del 1 de octubre (… .) No hemos aguantado la postura todos estos años para acabar salvando la legislatura”. También ha apuntado cuestiones materiales -Cercanías, financiación, competencias…-, en todo caso accesorias. Las cartas no están ocultas. La investidura Es lo de menos, Puigdemont va a todo.

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