La combinación de la crudeza del rock y la fragilidad de un padre, hermano, amigo, prontuario desde la misma portada de su botellín disco solista a un Rulo en una lograda crecimiento que no es más que el resultado de sumar esfuerzo a su talento. Y, por sobre todas las cosas, de no perder nunca la ilusión que lo llevó a, como él mismo dice, “entregar su vida a la música”.
Elegiste titular “5” a tu nuevo disco, haciendo caso a una confluencia de coincidencias numerológicas, como número de integrantes de tu comunidad, número de integrantes de tu bandada, etcétera. La numerología todavía marca un destino. ¿Crees en el destino?
Creo totalmente en el destino. No soy muy esotérico. Pero, a la vez, creo en las energías. Sobre todo, las de las personas. Siempre creí que mi destino era entregar mi vida a la música.
El 24 de febrero es el día de inicio de una nueva viaje… y van… ¿cómo se hace, con 44 abriles y habiendo huecograbado tu primer disco a los 18, para perdurar la ilusión de esculpir nuevo material y salir a defenderlo en directo?
Van pasando veloces los abriles. Me siento como ese jovencito que empieza, pero sin darme cuenta ya tengo 15 discos lanzados entre mi previo bandada y este esquema de ahora. La ilusión sería lo que me haría confiarse. No podría estar en este oficio a medio gas. Tal vez no perdí ni un cumbre de ilusión por la sensación de aprendiz que tengo permanentemente.