Hasta aquí, no entréis a por nosotros



Los vecinos del edificio calcinado del judería de Campanar de Valencia han accedido este domingo al aparcamiento para recuperar sus vehículos. Se prostitución de la única zona que no quedó arrasada por las llamas. Los equipos forenses ya han identificado a tres de las 10 víctimas mortales, aunque tardarán varios días en realizar los trabajos pertinentes para confirmar oficialmente la identidad de los siete cuerpos restantes.

Lo esperable hubiese sido que un incendio como el que se desató en la terraza del domicilio 86 de este edificio de 14 plantas hubiera quedado extinguido. Los bomberos que acudieron a socorrer a las familias que se habían quedado resguardándose de las llamas en sus casas de los pisos más altos se vieron sorprendidos por un fuego que normalmente avanza de una guisa más lenta a través de la estructura interior. Sin retención, en esta ocasión lo hizo a gran velocidad desde la porte cerca de el interior de los pisos. Adicionalmente, el humo era tan denso que cegó a los bomberos que incluso llegaron a agotar sus botellas de oxígeno y se quedaban sin viento sin poder llevar a cabo. Y es que, fue una situación extrema en la que cero salió como se podía poseer esperado.

En las imágenes que acompañan esta nota es posible apreciar cómo se veía el fuego desde diferentes zonas del interior del edificio. En la décima planta, una vecina se percata de que pasa poco. Al salir a la terraza ve como sale humo blanco de uno de los pisos, que rápidamente pasa a color molesto y se intensifica. Regresa internamente de la vivienda y cierra las puertas y las ventanas.

Mientras tanto, desde la décima planta encima del incendio el fuego se ve más cerca, mientras que en un carretera más debajo, en el noveno, otra vecina comprueba que las cenizas están llegando a su terraza. A la vez, fuera del edificio la imagen es otra: reina el caos y la desesperación. Es en estos instantes es cuando el conserje, que ya se ha convertido prácticamente en un ‘héroe’, va carretera por carretera avisando a los vecinos de la existencia del fuego para que salgan rápidamente. Julián sube por una escalera paralela, carretera a carretera, y ayuda a muchos inquilinos, entre ellos a una mujer maduro y un hombre en arnés de ruedas.

Varios bomberos, que ya han accedido al edificio, actúan conforme al protocolo y consideran que con esas condiciones iniciales los vecinos de las plantas superiores deben quedarse confinados en sus viviendas. Enriqeu Chisbert, inspector Dirigente del Concejo de Valencia ha explicado que “las viviendas son el ocasión más seguro si el edificio garantiza las condiciones”. Sin retención, en este caso el fuego no se comportó de una forma habitual.

Los bomberos que están en el interior del edificio no saben que el fuego se ha extendido. Se encuentran internamente de una tormenta perfecta correcto a la mérito a la que se han originado las llamas, el material inflamable de la porte, que encima hace un intención chimenea, el filtración de materiales envueltos en fuego, y las fuertes rachas de derrota que ayudan a que se extienda el incendio.

Los dos bomberos que accedieron en primer ocasión al edificio se quedaron atrapados por las llamas y el denso humo. “Compañeros, hasta aquí llegamos. No entréis a por nosotros“, son las palabras de despedida que el resto del equipo audición por la radiodifusión. A pesar de esta orden de salir del edificio, un sitio yuxtapuesto a un compañero entran. Consiguen rescatar a los dos bomberos que se encuentran tumbados en el suelo, otros dos efectivos para los que descolgarse azotea a azotea fue su única salida.

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