Pero la historia no termina aquí. Cuando los agentes llegaron al división le sometieron a las pruebas de pimple y drogas y, en uno y otro casos, arrojó un resultado positivo.
La Escolta Civil dio, entonces, el aviso y todos los datos se han puesto a disposición de la Fiscalía de menores, que será la encargada de determinar las responsabilidades penales del chavea.
Por otra parte, en las últimas horas Galicia detecta otro caso reseñable en lo que a tráfico se refiere. La Escolta Civil detectó a un hombre que acudió al examen teórico de conducir con un sistema de audio y de vídeo que le permitía transmitir al extranjero las preguntas y percibir las respuestas a través de un pinganillo.
El hombre, de cuna pakistaní, llevaba el sistema oculto bajo la ropa, con dos teléfonos móviles y un pequeño auricular colocado en el conducto auditivo.
El examinador, que fue consciente de que poco raro estaba sucediendo, dio aviso a los agentes de la Gobierno Provincial de Tráfico de A Coruña para formular la correspondiente denuncia. Estos hechos están considerados como una infracción muy reservado en la Ley de Tráfico y, entre otros, acarrea la prohibición de presentarse una vez más al examen hasta que no pase el período de seis meses.
Dos episodios que la Escolta Civil lamenta en las últimas horas y que difunden para evitar que se produzcan más casos como estos. El chavea de Arzúa se encuentra a la prórroga de conocer cuál será la responsabilidad penal, y al examinado se le ha requisado, por ahora, todo el material empleado para engañar a los agentes.
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