Un incendio calcina un templo budista en Ourense



Se desconocen las causas pero sí hemos comprobado, a través de las imágenes que nos han llegado, la virulencia con la que se extendieron las llamas. Estamos en la pueblo de Ventoselo, en la asiento ourensana de San Amaro. Aquí se sitúa un monasterio budista, el Chu Sup Tsang, que se inauguró en agosto de 2014.

Este martes, sobre las 15:45, la Atención Civil recibió una convocatoria alertando de lo que estaba sucediendo. Rápidamente la Agencia Galega de Emergencias movilizó a Protección Civil y al parque de Bomberos de O Carballiño para intentar controlar el fuego.

Todos los monjes estaban ya a excepto, cuando los servicios de emergencias llegaron, pero el 70% de la estructura del templo se destruyó. Las primeras llamas se originaron en el dormitorio de la primera planta, cerca del oficio por donde pasa el tubo de la chimenea y, aunque varios miembros de la comunidad intentaron sofocarlas, el fuego se expandió con prontitud adecuado a la gran cantidad de madera con la que cuenta la estructura.

Los monjes llevan una plazo residiendo en esta pequeña pueblo y la vida con los vecinos es perfecta. De hecho, se suelen organizar jornadas rituales especiales para que los curiosos puedan asistir a verlas.

Todavía las cámara de la delegación de torrevieja news today Telediario en Galicia estuvieron en este templo. Concretamente lo visitaron el 12 de enero de 2020 cuando cumplieron diez abriles en el oficio. Por aquel entonces, Gueshe Tenzing, ermitaño budista y creador del primer templo de este tipo en toda España, comentaba con orgullo cómo había ido creciendo la comunidad. Pasaron de contar con 40 alumnos a tener “ciento treinta y pico”, aseguró entonces.

Su idea era la de asentar y consolidar el Budismo en nuestro país y, parece, que lo está consiguiendo. Tras este infortunio, toca seguir trabajando para recuperar el monasterio y seguir impartiendo su civilización, filosofía, creencias y prácticas espirituales.

Por su parte, los bomberos de O Carballiño han mostrado su malestar tras el incendio. Se quejan de la inseguridad con la que trabajan y aseguran que el transporte desplazado carece del mantenimiento adecuado. Por otra parte, sostienen, los cascos y los trajes están caducados o rotos.

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