Era considerada la abuela de Andalucía por ser la mujer más longeva en la comunidad, precisamente moría el Día de Andalucía, a posteriori de un ingreso hospitalario.
El diario gaditano acompañó a Ana en su zaguero aniversario el pasado 31 de enero, “aunque un poco apocada, mantenía su buen semblante y su buen aspecto de siempre, en una recorrido en la que pudo soplar un año más las velas de la tarta arropada por su tribu, formada por sus dos hijas (Ana y Mari Pepa), sus cinco nietos y sus diez bisnietos. Su buen estado de lozanía empeoró en la última semana de modo imprevista, por lo que tuvo que ser ingresada en el hospital de Viamed de Chiclana, donde ha terminado falleciendo a última hora de este miércoles día 28″.
“La Yeya Ana estaba considerada una heroína no sólo por la vida que llegó a alcanzar sino además porque fue una mujer que tuvo que romper varios muros, sobre todo en el mundo gremial. La homicidio temprana de su padre, que era originario de Benalup-Casas Viejas, y el hecho de que fuera la decano de cinco hermanas, la llevaron a apañarse un empleo. Y se convirtió casi en una pionera al colocarse como proyectista en la Industria de San Carlos, lo que en San Fernando se ha conocido toda la vida como la Constructora. Y tras su paso por FSC además trabajó un tiempo en la Compañía Sevillana de Electricidad”, publica hoy sobre Yeya Ana Diario de Cádiz.
Según el diario gaditano, Ana María González contrajo connubio más tarde de lo que era habitual en aquella época. “Esa boda sería en 1940, cuando tenía 26 primaveras de vida. Con los primaveras, ella se convertiría en una gran bordadora y en una buena cocinera, mientras que su marido, José Manuel Silva López, pasó a ser muy conocido en San Fernando por su calidad contrastada como artesano y pintor. Tanto destacó en esta doble lado que tras su fallecimiento en el año 2000 el Concejo isleño aprobó dedicarle una calle en la zona de Camposoto“, rememora Diario de Cádiz
La publicación informa que el connubio de Ana y su marido perduró 60 primaveras. Según este artículo, “en 2002 su hija Mari Pepa enviudó y ambas decidieron que lo mejor sería que vivieran juntas en el domicilio de ésta en la calle Las Cortes. Y hace un par de primaveras su otra hija, Ana, además viuda, se trasladó igualmente a este domicilio para estar juntas las tres y ayudarse entre ellas”.
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