Las pensiones crecen, sí, lo hacen conforme al IPC incluso, pero dejan a los mayores ourensanos con un poder adquisitivo cada vez beocio al que tienen sus homólogos de otras partes de España. El punto de partida, ya que Ourense siempre fue la que tuvo las pagas más bajas, y provoca que las subidas homogéneas implantadas por la Establecimiento central impidan la convergencia con el resto de provincias y dejen a la provincia anclada con cada vez más intensidad en el furgón de trasero.
Las pensiones ourensanas se han disparado en más de 200 euros al mes en el extremo quinquenio, pero siguen a primaveras luz de converger con la media franquista, y cada vez la distancia es más egregio con los otros territorios, donde las subidas en ese mismo periodo han superado los 300 euros.
Los pensionistas ourensanos ingresaron de media este pasado mes de febrero 926 euros de paga, frente a los 1.250 euros que percibieron los pensionistas españoles de media, una distancia que ya es de 324 euros. Hoy en día, las pensiones ourensanas escasamente cubren el 74,1% de la pensión media estatal. Más acullá todavía se quedan de converger con las mejores pensiones del país, que cobran los alaveses, con 1.571 euros per cápita, ya a 655 euros de distancia de los ourensanos. Todo un barranco.
Las diferencias en el extremo quinquenio, cuando empezaron a dispararse los pagos a pensionistas tras vincular sus prestaciones con la subida del IPC (Índice de Precios de Consumo), no han dejado de incrementarse.
Hace cinco primaveras, la diferencia de las pensiones ourensanos con la media española era de 258 euros (hoy son 324), así como de las provincias con más poder adquisitivo, ya que con Álava la diferencia a principios de 2019 era de 513 euros y la brecha diferencial se ha disparado ya a 655 euros. Es sostener, en solo cinco primaveras se ha estirado la brecha en 142 euros.
En el caso de la pensión de renta, la que más se cobra en la provincia, y que tiene en cuenta la vida sindical, ha experimentado un importante crecimiento con la incorporación de la engendramiento boomer y el beocio peso de aquellos que cotizaron en la agraria, con pagas muy inferiores a la media. Este 2024 ha arrancado con los jubilados ourensanos siendo mileuristas por primera vez.
Este pasado febrero, ingresaron de media 1.026 euros frente a los 788 de hace un quinquenio, lo que ha supuesto un aumento de más de 237 euros. Son los que menos cobran y están a casi 800 euros de los vizcaínos, los más ricos, que perciben 1.790 euros al mes. La media española está en 1.437. En cinco primaveras, los vascos vieron aumentar en 365 euros su renta mensual, y el conjunto de los españoles 305, mientras las de los ourensanos escasamente se revalorizaron en 237. La cruda efectividad.
El Estado gasta en pensiones el doble de lo que recauda
El acrecentamiento de las pensiones en los últimos primaveras, correcto a la elevada inflación, ya genera un compra al Estado en la provincia de Ourense de casi 100 millones de euros al mes. Es la primera vez que se alcanza esa barrera. En concreto, este pasado mes de febrero se desembolsaron 99,6 millones de euros en la provincia. Distribuidos en 14 pagas anuales, el Estado está destinando ya 1,4 millones de euros al año para abonar las pensiones ourensanas. Si se compara con la colecta fiscal del Estado en la provincia el año pasado, que fue récord, tras contabilizar ingresos por IVA, IRPF, sociedades y otros impuestos menores, la imagen es nítida.
Hacienda ingresó vía impositiva 700 millones de euros de los ourensanos en 2023, mientras que el cuota de pensiones, tras la última subida, ya alcanza los 1.400 millones, lo que permite afirmar que en la provincia ya es el doble el compra en pensiones que lo que se paga en impuestos para contribuir al sostenimiento del sistema.
Diferencia abismal
Y todo ello, pese a que las subidas homogéneas siguen hundiendo en el fondo de la tabla a los pensionistas ourensanos, cada vez más alejados de los que residen en otras provincias en términos monetarios.