El parque de viviendas en nuestro país está muy envejecido, la años media de las casas usadas es de 43,5 primaveras y según el crónica que publicó el pasado mes de agosto la Asociación Franquista de Asociaciones Inmobiliarias las principales deficiencias son: desidia de montacargas, poco espacio foráneo, desidia de aislamiento térmico y partida de rampas.
Concretando el crónica acusa que son poco o falta accesibles para personas con movilidad pequeña y que encima no son energéticamente eficientes. El sector inmobiliario tiene luego como desafío conseguir rehabilitar estas viviendas “manteniéndola en buenas condiciones “tanto desde el punto de presencia de seguridad como del de confort y accesibilidad”.
Pero este desafío tiene encima una necesidad y es que según la reglamento europea a partir de 2030 solo se podrán entregar o arrendar viviendas que como minúsculo tengan calificación energética E y 3 primaveras a posteriori se les exigirá la D. Para hacernos una idea, en la presente el 80% del parque inmobiliario tendrá calificación F o G, según la asociación que representa a la distribución profesional de materiales para la edificación y rehabilitación.
Como desventaja la Averiguación de Condiciones de Vida que publica el INE señala que el 20,7% de los hogares no puede permitirse persistir una temperatura adecuada, un porcentaje sangrante si se compara con el de 2022 en el que era un 17,7%.
Andimac reclama de forma urgente un pacto de Estado para impulsar las obras de rehabilitación en caudillo, y energética en particular. Encima vaticina que este año los visados de rehabilitación caerán aproximadamente del 8,5% y “responsabilizan” de esto al “fracaso” de la canalización y ejecución de los fondos europeos NextGenerationEU.
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