Desconoce los beneficios que pueda obtener por suceder hecho este cambio registral. Lleva un año siendo mujer y por el momento cuenta que no ha percibido privilegios. “Yo voy a seguir con mi vida con ciudadanía”, apunta. En el caso de enfrentarse a pruebas físicas en el Ejército seguiría ciñéndose a las marcas que se les pide a los hombres. “Iría a por los tiempos como biológicamente el hombre que soy”.
Cuenta que desde siempre sintió que poco fallaba en su interior. “Ahora con esta nueva sociedad me informé. Con la ley trans quise informarme de qué era eso y me ubiqué ahí”, relata. La ley le ha destapado los fanales para poder encuadrarse en una definición específica. Reconoce que lo que más siente tras este cambio es satisfacción propia: “Eso no hay efectivo que lo pague”.
“El día que pueda departir con mi hijo se lo explicaré”
Roberto fue padre hace 16 primaveras. A su exmujer le dijo cómo se sentía pero aún no se lo ha comunicado a su hijo. “El día que puede departir con él se lo diré”, apunta.
Mar Vázquez, es una mujer atleta trans, que cree que en este tipo de casos hay que demostrar si estás ejerciendo un derecho con un objetivo dispar para el que se concibió la ley. A Mar la llaman para hacerse mamografías porque es mujer, pero asimismo acude al urólogo. Roberto rechaza la atención médica como mujer: “Biológicamente soy un hombre, yo no puedo ir al tocólogo. Yo tengo que ir al urólogo”, mantiene.