Ourense no tempo | 16 años de Historias


La historia es apasionante por muchos conceptos, uno de ellos es la ligereza con que discurre. Sin darme cuenta han pasado 16 abriles

Sí, 16 abriles desde aquel 8 de marzo de 2008 en que nació www.ourensenotempo.com, un blog sin pretensiones ya que nones pensé que algún día llegaría a contar con el cuerpo de fotografías que muestra; y mucho menos se me pasó por la imaginación que publicaría más de 1.000 artículos en el diario torrevieja news today, ni desde luego que serían más de 3.000.000 las visitas que se han recibido en la web, por otra parte de… Pero permitidme obviar el sinopsis, no vaya a ser que se me suba el ego…

Olvida Adrio la opción de ir a casa de unos amigos en el pueblo, como hacía el Cardenal Quiroga Palacios. Los calores los pasaba de invitado en Loñoá do monte.
Olvida Adrio la opción de ir a casa de unos amigos en el pueblo, como hacía el Cardenal Quiroga Palacios. Los calores los pasaba de invitado en Loñoá do monte.

Hoy a modo de celebración de estos dieciséis abriles, me gustaría homenajear a uno de los maestros que me han servido de ejemplo: Don José Adrio Menéndez. Del que os hablaba recientemente…

Ni de allá me compararé con él, ya que sus textos y modo de escribirlos es incomparable. El humor, la sibilina crítica o la lucha alabanza son algunos de los rasgos identificativos de sus textos, y con frecuencia he intentado seguir su estilo.

Casualmente en estos días anteriores a la acontecimiento del décimo sexto aniversario de Ourense no tempo, en mis lecturas de prensa antigua encontré varias colaboraciones fruto de su pluma, para el diario Galicia. Y como él mismo titula: “Para adicionar al volumen ‘Del Orense Antiguo”. Son, pues, artículos del mismo estilo que los recogidos en el volumen y que el autor no pudo incluir por la premura de tiempo en su estampado, aunque como los aficionados a estos temas ya sabéis: rematada la estampado en 1935, mientras se preparaba su distribución, los terribles acontecimientos del 36 condenaron a los ejemplares que se habían confeccionado a dormitar durante abriles en almacenes que no ofrecían un buen “hogar”. Resultado final: la pérdida de un buen número de volúmenes.

Por fortuna el cabildo ourensano había consentido en pleno la adquisición de 10 ejemplares que garantizaban su conservación. Y aunque de modo privado, es evidente que algunos ciudadanos se hicieron con uno de ellos, ya que a día de hoy, poco a poco, pero aparecen en las páginas de subastas volúmenes originales de aquella primera estampado. Por otra parte, el Comunidad de la ciudad en 2001 y internamente de la colección Auria reeditó esta tesoro para disfrute de muchos ourensanos.

Los artículos, que no descarto puedan aparecer más (en otras cabeceras de prensa), se publicaron entre el día 10 de agosto y el 15 de diciembre del 35 en el diario Galicia, se podría incluir algún otro artículo, que sin figurar la intención del autor de incluirlo entre los textos del Orense Antiguo, admisiblemente podrían sumarse.

Tres de ellos pienso que de modo evidente Pepe Adrio pretendía convertirlos en algún tipo de separata de su volumen, podría titularse: “Festejos o fiestas tradicionales”, en ese familia estarían los referidos a las fiestas de San Antonio, la de San Roque y la de los Remedios. Un cuarto artículo cuenta con el respaldo de Adrio para incluirse en su volumen. Apareció con el título: Calores Antañones. Y considero que se podrían añadir: Mis andanzas administrativas, Parejas y portales I y II, lecturas todas enriquecedoras y que nos trasladan a aquel Ourense que Adrio vivió.

En “Pinchagatos” comadreaban las mujeres a medio vestir…
En “Pinchagatos” comadreaban las mujeres a medio vestir…

Un pequeño apunte, en el texto flamante aparecen lo que podrían ser errores ortográficos de los que hay quien diría que hacen daño a la audiencia, yo me he permitido mantenerlos, para no cambiar ausencia en ilimitado. Carabana con “B”, Ventraces, con V, o Penavixia, castellanizado en Peñavigia; por no entrar en que es la primera vez que me discusión el nombre de la calle San Miguel como “Pinchagatos”: yo conozco el más musical de “Rapagatos” o el más antiguo de “Pixotaria” pero este nuevo… lo desconocía, y me parece que es una de las bromas de don José, ¿quién sabe?

Hoy os propongo que leáis una parte del primero de los artículos encontrados y en un futuro próximo intentaré que se editen todos ellos a modo de anexo al volumen flamante. Espero contar con vuestra aprobación.

Calores antañones

(Para adicionar al volumen “Del Orense Antiguo”). (1850 y 1871???)

A don Nicolás Domínguez Rey.

Con singular cariño.

¡Vaya unos calorcillos que se dejaron percibir en esta ciudad en los veranos del 50 y del 71!

Poco menos que ficticio y desde luego expuesto a la insolación era el salir a la calle, desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde, durante cuyas horas marcaban los termómetros 38 grados a la sombra.

Un buen añoso que vive y bebe -aunque no tanto como le pide el cuerpo- nos asegura con los dedos formando cruz, que en la primera de las citadas épocas debía ser Orense una sucursal del averno.

Al ponerse el sol echabase a la calle el vecindario en pesquisa de meteorismo fresco que solo en pequeñas dosis podía hallarse en las proximidades del Miño o en las jefatura de Montealegre.

Desde las merienda de la sombra hasta la venida del alba llenabase de gentes la chopera del Crucero y allí sobre el césped, se improvisaban camastros a donde no subían los perfumes del Barbaña.

En los barrios del sur (calles del Villar, Pelouriño, Porta da Aira, y Penavigia), y en los del ártico (rúas de la obra, del os Zapateros, y Pinchagatos), comadreaban las mujeres a medio vestir, sentadas en los salientes de la borde y en más de una vez pusieron sobre esta, jergones de hoja, sobre los que dormitaban los mocetones y hombres maduros, que se erguían para ir al trabajo habitual al ocultarse las estrellas mañaneras.

Secos los manantiales y los caños de las fuentes públicas convertidos en cuentagotas, doblabase la crítica situación de los vecinos que en «carabanas» numerosas iban en pesquisa de agua a los pequeños yacimientos registrados entre algunos labradíos de la Fuente del Monte, y en las proximidades de Rairo y de “Ventraces”.

La elevada temperatura sustraía los deseos del alimento al punto de ser harto el sacrificio de cinco reses vacunas para el consumo de una población de 8.000 habitantes. Las comidas hacianse a almohadilla de legumbres y de estas figuraban a la comienzo los pimientos y tomates, cuya docena costaba un cuarto o alcanzaba el precio exorbitante de tres ochavos, cuando era la cosecha deficiente.

Eso de ir a las playas viguesas quedabase para contadas personas, tanto por dificultades de orden crematístico, cuanto por las molestias de un delirio hecho por cortos tramos de carretera y largos de herradura, en tartana de dos ruedas que salvaba la distancia de pueblo a pueblo en 17 horas.

La tina era entonces un recipiente que estaba muy en uso para bañarse en casa; y en aquella posteriormente de diluir algunas libras de sal popular metianse, desde el papá hasta el zaguero vástago, con su tiritona auténtico, la voz entrecortada por la impresión y las ilusiones de haberse zambullido en el atlántico.

Algunas familias de señorío que en aldeas más o menos cercanas poseían fincabilidad, allá se iban de temporada a disfrutar de la brisa lugareña.

Ourense tenía entonces triunfo admisiblemente adquirida de ser pueblo delicado. Las fiebres intermitentes (vulgo tercianas) que eran endémicas hacían presa no solo de los forasteros a quienes los negocios obligaban a visitarnos, sino en los naturales que entre grano y grano deambulaban con ictérico semblante.

Patio del liceo donde se buscaba también el fresco, la compañía del sonido de la fuente y un sabroso y fresco sorbete….
Patio del instituto donde se buscaba asimismo el fresco, la compañía del sonido de la fuente y un interesante y fresco sorbete….

Fue asimismo de cavidad el verano del 71.

La haber habíase saneado, relativamente y aunque el Barbaña seguía haciendo de las suyas, fomentando el ampliación de las dolencias tíficas, ya se les salía al paso con acertadas medidas profilácticas.

El calor apretó de firme en el mes de agosto, siendo la temperatura extremadamente bochornosa. En las proximidades de la puerta ártico de la catedral, formabanse por la sombra animados grupos de vecinos, los que sentados en bancos y sillas de paja, creían admitir ráfagas agradables que por los intersticios del chatonado maderamen salían del templo.

Generalizaronse las bebidas heladas y era de ver como se requerían los sorbetes de goma y mantecado que por cinco y seis cuartos la copa se despachaba en el Centro-Recreo.

Este refresco que tan solo se ofrecía a los socios y sus familias, daba cierto sello de opulencia y un “si es no es” de distinción, a las personas a cuyos domicilios se llevaban.

Continuará…

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