La mayoría de la gente lo reconoce. Verano es sinónimo de comer más, menos sano, beber en exceso y poco deporte. En vacaciones aumenta el tiempo libre, la gente socializa más y hace menos ejercicio. Días tumbados en la playa, cervezas en chiringuitos, comida chatarra, sobremesas interminables, en definitiva, una vida más sedentaria. En muchas ocasiones dieta y tiempo libre no son compatibles.
¿Contraproducente?
Al igual que después de las vacaciones navideñas, el verano es el clásico escenario de sobrealimentación y relajación de la actividad física. Fruto del ánimo vacacional, acudir al gimnasio con cierto pesar es lo más habitual en las primeras semanas de septiembre. Muchas veces, el deseo de conseguir resultados hace que el gimnasio sea contraproducente, ya que no suele durar más de dos meses.
Algunos trabajadores de gimnasios afirman que las personas que empiezan en el gimnasio buscando resultados rápidos normalmente no pueden seguir inscritos y acaban abandonándolo.
“Meses sabáticos”
“Hay un aumento bastante notorio en la mayoría de centros”, confirma Clara Patino, gerente de Infinit Fitness. Y el motivo, dice, “han sido dos meses sabáticos por así decirlo y la gente quiere volver a la rutina”.
El gran reto es disfrutar del ejercicio, hacerlo parte de un hábito diario y, para ello, hay que analizar los principales motivos del abandono. A lo que los especialistas aconsejan “gestionar los impulsos de cambio” para que no haya abandono de las buenas rutinas.