Moisés Pita, presidente de sala del restaurante ‘Ribete’ en Madrid cuenta que “faltan camareros y personal de sala”. El motivo, es claro: incluso para los gerentes y propietarios de locales. “El problema es la remuneración que hay. Es un trabajo muy sacrificado requiere muchas horas, muy atún incluso, pero al final no se valora del todo”, explica.
Un camarero cobra de media unos 1.200 euros con jornadas de 8 a 10 horas. Condiciones que provocan que los empleados casi nada duren meses. El presidente de sala del restaurante Ribete explica que “cada mes entran por lo menos dos personas y se van otras dos”.
Mas de la fracción de los negocios hosteleros en España han tenido o tienen dificultades para contratar e un trabajo en el que la experiencia para incorporarse es requisito casi obligatorio.
Entre las grandes ciudades de España, Madrid está entre las que más se resiente de esta equivocación de camareros. Los cerca de 32.000 bares y restaurantes de la hacienda no dan abasto. Delante la equivocación de empleados, 5 grupos empresariales y el Concejo de Madrid han puesto en marcha una marcha de selección exprés de 40 puestos de trabajo. Se tráfico de entrevistas de 10 minutos para menores de 30 primaveras, con experiencia, disponibilidad e ingreso inmediato.
Las polémicas jornadas nocturnas
Las condiciones de trabajo de cocineros y camareros saltaron a la ahora hace una semana cuando la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, señaló que es una “insensatez” que en España se pueda cenar en un restaurante a la 1 de la alborada. Luego de admitir críticas por parte del sector hotelero por esta propuesta que limitaría su actividad, Díaz matizó que su objetivo es que esos trabajadores sean remunerados adecuadamente por esas jornadas que se alargan por la incertidumbre.
En la calle, la opinión es acorde: es necesario mejorar las condiciones de los trabajadores de la hostelería en un país con una gran dependencia económica del turismo, pero temen que eso suponga una subida generalizada de sus servicios.