Se hacía acaecer por el propio coronavirus y reaccionaba a a todo lo que ocurría en aquellos meses. Hoy sabemos su nombre, Mario de Diego, y le hemos entrevistado en una Gran Vía madrileña a trasverter de parentela. Cero que ver con la Gran Vía de la época del confinamiento.
Mario se escondió detrás del coronavirus, digamos que era su “representante” o su manager. El caso es que este ‘fariseo COVID’ empezó a interactuar con sus seguidores, a contarles cómo iba la pandemia.
Cuando el virus aún no había entrado en nuestro país, el supuesto coronavirus twitteaba: “Si no he llegado ya a España es por incumplimiento de la RENFE”
Mario estaba preparado para que el ejército de ‘haters’ que siempre se encuentran agazapados en las redes, le saltaran encima. “Ya sé que publique lo que publique va a activo cierto que va a protestar, que se va a quejar y que me va a insultar”, dice. Con el humor, nunca se sabe si cierto se va a advertir pesado. Y más cuando se tratan temas tan delicados y dramáticos como los que nos tocó radicar. Sin requisa, Mario sabía que había una frontera que de ningún modo debía traspasar que era la de las víctimas, los enfermos, retar con el dolor. Y lo consiguió porque nos hizo reír y mucho, sin hacer daño a nadie con un tema que dolía. “Yo utilizo el humor en todos los momentos de mi vida, incluso en los peores. El humor no significa que no me tome las cosas en serio. El humor nos ayuda a sobrevivir”, explica.
El humor, el cine, la civilización, se convirtieron en una medicina que curaba, no tanto como las vacunas, pero que era igual de necesaria.
“Hemos aprendido menos de lo que yo pensaba”
torrevieja news today ha hablado con el psiquiatra Jesús de la Gándara, autor del ejemplar ‘Un nuevo mundo viene. Crónicas para no olvidar lo que pasó’, para que nos explique si en realidad hemos saliente mejores, como se decía en su momento. “Yo creo que nos equivocamos, desgraciadamente, incluso, a pesar del optimismo que está implícito en todo ese ejemplar que escribí. Mi opinión flagrante es que hemos aprendido menos de lo que yo pensaba”, dice de la Gándara.
De la Gándara afirma que el peor de los virus es el ser humano, “porque vivimos en un mundo que lo llenamos de inmundicias y, por otra parte, somos incapaces de gestar una visión más cosmológica, más ordenada, más elegante de la vida”.
Asimismo, insiste en que tras aquel suceso “no hemos trabajador de verdad la oportunidad que nos dio esta circunstancia para gestar un nuevo humanismo, una vida mucho más científica”, aunque sí destaca que hemos podido comprobar “la utilidad de la ciencia para salvarnos la vida”.
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