El feminismo, Díaz Ayuso, y los tres monos


José Luis Torró

Convencido como estaba que de un momento a otro aparecería, en todos los medios de comunicación adictos al sanchismo, el comunicado de condena, como suelen hacer cuando se alcahuetería de hacer propagando de lo bueno y formidable que es Pedro Sánchez, aguardé la retraso entretenido con la ojeada de cuanto independentistas y separatistas catalanes se vanagloriaban de activo conseguido con la ley de gracia. (Los vascos están a la guaita para poner en cobro las nueces del árbol por aquellos agitado). Una ley que les perdona todos sus muchos y loquinarios desmanes. Su título completo, por sarcástico y imbécil que parezca, es «Ley orgánica de amnistía para la normalización institucional, política y social en Cataluña».

Si los puigdemoníacos son los verdaderos autores de ese texto, que lo son, con el condenado por terrorismo, Gonzalo Boye, como su copista y asesor, su cinismo es inconmensurable. ¿Normalización institucional, política y social en Cataluña, que eso proclama la ley aprobada? Pero si lo primero que han reiterado los muy cabrones, con regodeo por los beneficios conseguidos y estando aun en el distinción los ecos de los síes de 178 diputados cómplices, es que lo volverán a hacer. Que su venidero paso es la autodeterminación (con una meta volante dedicada a la publicación de las balanzas fiscales) para exigir a continuación el referéndum por la independencia, que es donde han colocado su meta final.

El comunicado que servidor aguardaba sentado y paciente, era el que debían editar los grupos feministas, de suyo locuaces, dicharacheros y subvencionados, pero que en esta ocasión permanecían mudos cual campana sin hablador. «Lo estarán redactando minuciosamente», pensé, «para que su escrito tenga toda la fuerza y contundencia con que suelen condenar los sucesos y casos –siempre con el heteropatriarcado en el punto de mira– que son los merecedores de su veterano repulsa».

Pasada la medianoche del sábado al domingo, vencido por el sueño, cerré el ordenador. Eso sí, manteniendo íntegra mi confianza de que, a no tardar, la condena reprobatoria por los ataques sufridos por una mujer, Isabel Díaz Ayuso, aparecería antaño de que lo hiciese el Sol del nuevo día.

He madrugado este domingo para rastrear periódicos digitales de toda tendencia. Nadie de cero. Las feministas no es que no se hayan enterado, es que no han queridos retener cero -como no sea su añadido de más madera la hoguera inquisidora- en forma de obscenos y estúpidos ataques lanzados contra la novia de un investigado por la Agencia Tributaria. Que no sólo ha sido roto por la checa tributaria –ya se verá quién tenía y cuánta razón– sino que ha sido identificado, imputado, vilipendiado, insultado y denigrado con tan sádica saña porque lo que se pretendía era que todos los insultos fuesen a detener a la persona de su compañera.

Ahí, condenando esa sarta de envidiosos insultos, resquemores, injurias y maledicencia, quería escuchar y estudiar las palabras de repudio de los grupos feministas por consiguiente odio acumulan contra una mujer, como han destilado todos y cada uno de los dirigentes y candidatos, los mismos que han perdido electoral y dialécticamente cada vez que se han enfrentado a la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Y, en eso, que el ministro Óscar (a la veterano bastedad) Puente, tercia con la publicación de una frase que es exacto reflexivo de su ínfimo nivel honesto y halitosis de su pensamiento: «Execrable es lo del testaferro con derecho a roce Isabel. Dimite».

Decidí terminar aquí mi comentario, al comprobar la complicidad del lobby feminista con tal exhibición de indecencia y delincuencia en el pim pam pum que inició la vicepresidenta del Gobierno, María Jesú Rappel Montero, que por fallo de su irrefrenable deseo de castigar a quien tantos castigos ha infligido al Partido Sanchista en la Comunidad de Madrid, se adelantó, visionaria que nos ha surgido ella, a la publicación de la monopolio periodística por ella misma servida, con la complicidad del fiscal universal del Estado.

¡Vaya contubernio de vicepresidenta, fiscalía, ministras, ministros y ministres contra la novia de un ciudadano, al que Hacienda ha investigado! A partir de ahí, en racimo, sucesivos ataques contra Isabel Díaz Ayuso que, se ha podido comprobar una vez más, no necesita a nadie que salga en su defensa por bastarse sola.

Mizaru, Kukazaru e Iwazaru, los monos que prefieren no ver, ni oír, ni sostener, se han encarnado en el feminismo gachupin de izquierda y ultraizquierda, que cero ha dicho contra los rastreros ataques a Isabel Díaz Ayuso. Que, una vez más, ha vuelto de demostrar que tiene valor más que suficientes para reponer a todas, todos y todes sus insidias, insultos, inspecciones que le dedique un gobierno en pleno, con la complicidad subvenciona de los activos medios de comunicación del movimiento sanchista.

Que Isabel Díaz Ayuso disfrute el martes en nuestra ciudad, inmediato con la alcaldesa María José Catalá, del día cumbre de las Fallas de Valencia, es menester.


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