El viaje gastronómico comienza en el Bar Cardiego, un rincón culinario que ha conquistado el paladar de propios y visitantes. Liderado por Chabeli Fernández y su familia durante la última década, este establecimiento se ha convertido en un auténtico reclamo gastronómico.
Chabeli recuerda los primeros días de su negocio con una sonrisa. “Cuando llegamos a este lugar, aquí en el fondo del embalse, la gente no tiene bajas expectativas, pero lo dejamos claro”, explica. Hoy en día, siéntate en la terraza del Bar Cardiego y disfruta de una paella o un filete con vistas al embalse Es uno de los placeres más solicitados de la zona. “Tenemos una carta variada, pero nuestras paellas y filetes a la parrilla son nuestros favoritos. Y, por supuesto, la ‘sopa de calabacín’, como suelen llamar dos de nuestros clientes a nuestras natillas caseras, presentada en una gran sopa en el centro de la mesa”, revela Chabeli.
El cariño y la autenticidad que Chabeli y su familia han aportado al Bar Cardiego no han pasado desapercibidos. El lugar es conocido cariñosamente como Playa de Chabeli en la zona., donde los huéspedes podrán incluso disfrutar de paseos en canoa proporcionados por el establecimiento. Aquí la comida se convierte en una experiencia, y el ambiente que envuelve este lugar es testimonio de la hospitalidad gallega, siendo uno de los lugares elegidos cada verano para la celebración de ceremonias y eventos diversa en sus jardines, cuidadosamente decorados para cada ocasión.
Un refugio en la naturaleza
En el pueblo de RequeixoRafa Fernández, inmerso en la belleza natural de Chandreza de Queixa, ha dado vida al Casas Requeixoun retiro rural que combina comodidad y autenticidad de una manera que roza la magia.
La idea de crear este proyecto de turismo rural comenzó a gestarse hacia 2017 en la mente de Rafa, un vigués apasionado por la idea de tener su propio pueblo y disfrutar de los inviernos nevados. Hoy, con el apoyo de Sesé Basteiro, su socio, ofrece dos casas rurales bellamente restauradas y decoradas con un gusto exquisito.
Una de las cabañas tiene capacidad para alojar a cinco personas, mientras que la otra, más íntima y acogedora, es ideal para una pareja. Estas casas son el refugio perfecto para quienes buscan una auténtica escapada rural. “Lo que quiero es poner en valor la zona, y todos los que vienen aquí vienen, van encantados de agredir a los vecinos, que te tratan como si estuvieran en casa”, afirma Fernández. La magia de las Casitas de Requeixo reside en su conexión con la naturaleza. Aquí, cada ventana se abre a un paisaje de ensueño, ya sea un verde exuberante en verano o un manto de nieve en invierno. Los huéspedes pueden disfrutar de la serenidad y la tranquilidad, a través de rutas de senderismo.