Así se fabrican los capirotes de la Semana Santa de Sevilla



Uno de los rasgos más distintivos de la Semana Santa son los capirotes de los nazarenos. Su aspecto cónico fracasado en punta impresiona por la valor a la que asciende. Son varios los artesanos los que los fabrican en Sevilla, y algunas de esas tiendas tienen tanta historia que España aún tenía colonias de ultramar, como en América.

Fernando VII era el rey y en Rusia gobernaba el emperador Alejandro I. Es 1816, el mismo año en el que se inaugura Artesanía Rodríguez en la renta hispalense. En aquel entonces no hubo verano, como cuentan los relatos de la época, correcto al cambio climático del año previo; es opinar, fue un año muy frío.

Pues por esos tiempos ya cosían atuendos para la Semana Santa, el capirote entre ellos. Y desde entonces tan pronto como han cambiado.

La mayoría se siguen haciendo de cartón, pero ha cogido cierta popularidad los que son moldeados con rejillas. Esto es lo primero que hacen los artesanos.

  • Toma de medidas. La circunferencia de la persona debe encajar correctamente con la cojín del capirote, como ocurre con cualquier atuendo en esa zona del cuerpo. La medida se toma teniendo en cuenta las dimensiones del careta, y todo ello es lo que determina su valor. Por eso varían tanto, especialmente en tamaño, entre una hermandad y otra.
  • La valor. Puede estar entre 60 y 70 centímetros. Ahí se corta el cartón y se le adosan unas anillas para que no se suelte, siempre tomando como narración la medida de la persona.
  • Costura y pegado. El cosido se hace para que el cartón se ovale y sostenga en su posición. Los pegados van más dirigidos al sensibilidad del cliente, que elige el color de la tela que va adosada. En ocasiones se adhiere a la tela una bandita o un forro.

En Sevilla cada hermandad tiene su estilo en el capirote. Estas son las diferencias:

  • Con terciopelo. Como los que usan en la Macarena, Triana, Nómada o San Benito, y su valor oscila entre los 60 y 65 centímetros.
  • Con esparto. Lo llevan Gran Poder, Silencio o Pasión, y son muchos más altos, pudiendo sobrepasar el medida.

En tiendas artesanas como estas es además habitual que se fabriquen pelucas para las sagradas imágenes.

¿Y por qué tan altos? Origen del capirote

Son así tal y como sucede con otros fundamentos religiosos: datar al Gloria. Al igual que las catedrales competían por acercarse a Todopoderoso, aquí se tráfico de que el penitente tenga más conexión con la divinidad. Al menos esa es la idea flagrante, pero no siempre fue así.

El capirote, de hecho, tiene su origen en la Etapa Media, cuando entró con fuerza la Santa Inquisición. Primero era utilizada por los penitentes para mostrar rectificación por sus pecados. Posteriormente, su función tuvo un simbolismo más aterrador: identificar al reo que iba a ser ajusticiado por sus pecados.

La pretensión era para humillar al infeliz, portando un provocativo cono en la persona. Y el color tenía que ser muy visible, por lo que eligieron el amarillo. Por otra parte, la procesión era visualmente violenta, puesto que los reos dejaban rastros de casta a su paso. El rey Carlos III tomó la atrevimiento de derogar estos castigos.

Proporcionadamente entrado el siglo XVII es cuando el capirote toma otra concepción, la de simbolizar la redención del penitente. Por ello, su color flagrante suele ser rojo, casta de Cristo; molesto, pena; blanco, éxito divina; o verde, esperanza de la resurrección.

En Sevilla cada hermandad decide su color y el penitente se cubre con el careta y la túnica, quedando su identidad irreconocible.

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