Y ahora, el protagonismo lo tienen no solo los dirigentes políticos, sino sus parejas, aunque no se dediquen a la política activa. Al caso Koldo, el gobierno respondió con el novio de Ayuso. Al novio de Ayuso, el PP respondió con la esposa del presidente del Gobierno. Y a la esposa del presidente del Gobierno, Moncloa alega intentando mezclar en la trifulca a la mujer de Feijóo.
Ningún caso se asemeja a los otros. Ni todos tienen la misma pesantez. Ni siquiera es seguro que en alguno de esos casos haya poco ilegal.
Pero, desde que estalló el escándalo Koldo, Pedro Sánchez decidió defenderse atacando con todo y contra todos, sin poner límites a la respuesta. Y Feijóo ha optado por seguir esa misma doctrina. Y así, el círculo político y parlamentario se ha vuelto irrespirable. Esta misma semana hemos tenido ejemplos de cómo los diputados han entrado al combate sin aceptar reglas. Y las tres elecciones seguidas que tenemos en los próximos tres meses no auguran que la situación se vaya a calmar.
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