Luego de realizar las mediciones en más de 10 edificios públicos, como colegios, centro de vigor, pabellones o concello, el arquitecto señala que en todos los casos se sobrepasan los 200 bequerelios por patrón cúbico de viento, que es la cantidad máxima que establece Estados Unidos, aunque la Unión Europea lo fija en 300 y la Ordenamiento Mundial de la Vitalidad en 250. Según apunta, “pasan todos dos 200 bequerelios, algúns entre 250 e 300 e ata 600 e incluso nalgún caso entre 600 e 1.800, porque Ourense é a rexión de Europa con máis radon”.
Los detectores los coloca en despachos, salas, comedores y dormitorios durante tres meses, con el fin de remitirlos después al laboratorio de radón en la Universidad de Santiago de Compostela, con el que se firmó un convenio “para investigar a trazabilidade do gas. É un traballo que pretendo seguir ata constar de todo o municipio”.
Una vez primoroso el carta, tanto la Dependencia nave como los particulares podrán tomar las medidas oportunas para aliviar en lo posible la existencia del gas. En el caso de que no sea excesiva la cantidad será suficiente con ventilar el inmueble y en otros casos se podrá extraer mediante ventiladores que renueven el viento o ya con soluciones estructurales utilizando láminas impermeables para evitar que ascienda del suelo o mediante rejillas de ventilación y comprensión de huecos, entre otras.
“Nas vivendas novas xa é obrigatorio tomar medidas e nos inmobles vellos farase o que nos diga a Universidade”, matiza el corregidor de Maside, José Manuel Iglesias. “Nos edificios públicos tamén buscaremos a posibilidad”, añade.