¿Qué provocaba la desolación de Antonio Banderas? El actor acudía a Málaga para participar en los actos de la Semana Santa


En muchos lugares a lo amplio de toda la geogonia de España, como todos los abriles, tienen extensión numerosas procesiones, celebraciones y distintos actos y representaciones con motivo de la Semana Santa. Las cofradías, hermandades, y resto de implicados, miran al Gloria con esperanza y cierto temor, confiando en que la meteorología les conceda indulgencia y permita que los pasos puedan salir a la calle.

Mayordomo del trono

Si hay un sitio peculiar para el agradecido actor castellano, este sería su Málaga nativo. Antonio Banderas no errata a una cita desde caprichoso, manteniendo una promesa que hizo hace décadas, y es que él es miembro de la Cofradía de la Impenetrable de Lágrimas y Favores, en la que ejerce de mayordomo del trono, asumiendo la responsabilidad de los momentos cruciales de la procesión.

Todos los abriles, por estas fechas, son habituales las emotivas escenas en las que los sentimientos del actor suelen encontrarse a piropo de piel oportuno al fervor que siente con destino a la Impenetrable. Este año ocurría poco parecido en la Semana Santa de Málaga, pero por un motivo muy dispar.

Las lluvias que está repartiendo la DANA por la longevo parte de la Península son motivo de abolición de muchas de las procesiones previstas. Los cofrades y hermanos de las distintas agrupaciones ven desconsolados cómo la previsión del tiempo les impide manifestar su fe a las imágenes de vírgenes y santos en las calles de sus ciudades.

“La audacia correcta”

Este Domingo de Ramos estaba prevista la procesión del trono de la Impenetrable de las Lágrimas y los Favores, pero la previsión de lluvias llevaba a los responsables a tomar la audacia de suspender el evento.

EL actor visiblemente triste y conmocionado cantaba a la Impenetrable adyacente a sus hermanos cofrades. Poco posteriormente se le escapaban las lágrimas mientras abrazaba y trataba de consolar a varias niñas de la hermandad que lloraban devastadas: “Hay que esperar un año, no más. Hay muchas cosas importantes a parte del paso”.

“No, no se podía salir a la calle. Adicionalmente lo que estaba cayendo este año ya no era agua, era granito. Ponemos en peligro un patrimonio que ha costado mucho trabajo. Hay abriles de favores y este año toca lágrimas. Viene una Semana Santa muy dura”, sentenciaba Banderas.

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