Una término cambiante
La Semana Santa cada año cae en una término distinta por el que el Domingo de Resurrección, en el criterio que sigue el calendario eclesial, “siempre debe ser el primer domingo posterior a la primera reflejo llena de primavera”. Es asegurar, tiene dos condicionantes que pueden variar: uno es la término del equinoccio de primavera que es cuando comienza la época y que no siempre es el mismo día: puede darse entre el 19 y el 21 de marzo.
El domingo futuro a la primera reflejo llena de la primavera –que esta incluso puede variar- será el Domingo de Pascua o de Resurrección. A partir de este hecho, se planifica el viernes santo, jueves santo, etc. Esta es la razón por la que la Semana Santa cambia de término pero siempre interiormente del periodo que va del 20 de marzo al 25 de abril. Ni más pronto ni más tarde.
Una Semana Santa temprana
Este año el equinoccio tuvo circunscripción el pasado día 20 de marzo y se ha tenido que esperar poco para ver la primera reflejo llena. Si coincide el equinoccio posteriormente de un plenilunio y hay que esperar 28 días y la Semana Santa sería ocurriría más tarde y tendría más probabilidades de esquivar las entradas frías como la que vamos a tener este martes.
En este caso solo han pasado 5 días desde el manifestación de la primavera: este 25 de marzo es reflejo llena y el domingo que viene, 31, es el Domingo de Pascua o Resurrección según la norma cristiana que se viene siguiendo desde el Concilio de Nicea I del año 325.