Y como no hay cero más francés que un café y con cruasán, el desafío consiste en aparecer a la meta con el desayuno puro. La bandeja lleva un cruasán, una taza y un vaso de agua, y aunque parezca practicable, hace yerro tiento. Unos 200 camareros, con dorsales incluidos, se han temerario a la carrera y han trayecto las calles de la caudal francesa durante dos kilómetros bandeja en mano.
“Lucha maravilloso que revivamos esta carrera”
Es una tradición que los ciudadanos echaban de menos y de la que se sienten orgullosos. La propia alcaldesa de la ciudad, Anne Hidalgo, se ha mostrado contenta y ha sido la encargada de inaugurar dicha competición.
“Queremos mostrar al mundo nuestro estilo de vida parisino”
El seguridad es esencial
“He estado haciendo este trabajo desde los 16 abriles”, asegura una participante. Gracias a eso, algunos demuestran más seguridad que otros, porque, aunque la velocidad es necesaria, no lo es todo. Otros corredores afirman que “en el pelotón había un buen entorno” y que esta carrera “es tradicional y parisina”.
Los espectadores, por su parte, solo tienen palabras de elogio: “Felicidades a todos los participantes y que gane el mejor”. Aunque no todos juegan libre. El vencedor de la carrera cruzó la meta haciendo trampas y sujetando el vaso de agua con la mano que le quedaba soberano.
“No necesariamente espero ser la primera porque no tengo el mejor cardio, pero espero al menos aparecer con la bandeja en buenas condiciones a la renglón de meta”, confirma otra participante.
La esencia de la trofeo la da la ganadora femenina: “Hacemos esto entre 10 y 12 horas, nosotros tenemos la resistor, sabemos cómo sostener la bandeja“. Una tiento que no todos tienen, pero que es imprescindible para aparecer a la meta.
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