La malvada confesión del parricida Billy Rouse tras despilfarrar la herencia familiar


Los gritos desgarradores de Robin retumbaron por toda la casa. La imagen que tenía delante sus luceros no podía ser más dantesca: sus propios padres tumbados en la cama, con los rostros destrozados y sobre un gran charco de muerte. Inmediatamente, la adolescente avisó a su hermano pequeño Billy, que todavía dormía, y al viejo Bruce, que vivía en una cabaña colindante a la gran mansión. Entonces, llamaron a emergencias.

Varias patrullas llegaron rápidamente, pero cuando el sheriff entró en el dormitorio solo pensó una cosa: “Cuánto odio”. Y es que la disposición de los cuerpos no parecía indicar el robo, tal y como señalaban las aparentes pruebas. Tanto es así que, durante quince abriles, los investigadores mantuvieron en el punto de mira a los tres hermanos. ¿Quién de ellos podía favor sido capaz de cometer tal malvado parricidio?

Efectivo irónico

Bruce y Darlene Rouse se casaron en 1959 en Chicago a posteriori de un breve romance. Hasta ese momento, Bruce se había forjado un futuro prometedor como patrón de éxito con una amplia flota de gasolineras por todo el país, un negocio de hormigón premezclado, acciones en una cautiverio de televisión por cable y varias inversiones en ingresos inmuebles. Tenía 21 abriles.

Del casorio nacieron tres niños -Kurt, Robin y William, al que todos se referían como Billy, que nació en 1964- y se instalaron en una lujosa mansión de 13 habitaciones y 2,5 hectáreas en el suburbio de Libertyville. Sin secuestro, el éxito en los negocios del padre no se reflejó en el porvenir de sus hijos, que se sentían abandonados. No obstante, fueron el viejo y el pequeño de los Rouse quienes causaron la mayoría de los problemas.

Bruce y Darlene Rouse fueron asesinados por su hijo Billy

Bruce y Darlene Rouse fueron asesinados por su hijo Billy

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Kurt tuvo que mudarse a una cabaña ubicada en el interior de la propiedad deudo delante las continuas peleas con sus padres. De hecho, llegaron a cambiar las cerraduras para prohibirle la entrada. Por su parte, Billy empezó a meterse en problemas porque tan solo quería clamar la atención delante las continuas ausencias de su padre. 

Por ejemplo, cometió actos vandálicos y destrozó el enseres del colegio, del que a posteriori fue expulsado, prendió fuego a la cama de los padres, tuvo frecuentes arrebatos de ira y se enganchó al consumo de drogas y pimple. Y todo eso con casi nada trece abriles.

Billy Rouse junto a su hermana Robin tras los crímenes

Billy Rouse adyacente a su hermana Robin tras los crímenes

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Su problema de drogodependencia hizo que los Rouse se enfrentasen a menudo con el último de la casa y que tratasen de enderezar su posición sin éxito alguno. Bruce colmaba a sus hijos de lujos y de cosas materiales, cuando lo único que Billy pedía, en su caso, era ser una prioridad. Aquella furia explotó en la alborada del 6 de junio de 1980.

El día preparatorio a los crímenes, Bruce se llevó a Billy al trabajo para que le ayudase en la instalación de una cabina de pintura en pulverizador para una de las gasolineras. Ya por la sombra, Bruce dejó a Billy solo en casa y se fue de copas con unos amigos. Mientras tanto, el adolescente se dedicó a pimplar y a consumir marihuana. 


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Así que, cuando Darlene regresó tarde de una partida de bridge y vio a su hijo en esas condiciones, no dudó en enfrentarse a él. El altercado fue de los gordos: la raíz le amenazó con enviarle a una escuela marcial.

Billy se marchó iracundo a su habitación y continuó bebiendo y consumiendo mariguana y hongos psicodélicos. Hasta que a las dos de la alborada decidió que iba a cometer un crimen: “Simplemente decidí que me iba a deshacer de mi mamá”. De fondo, los truenos retumbaban las paredes: había una resistente tormenta.

A tiros sobre la cama

Billy abrió el armario donde su padre guardaba las armas, sacó una escopeta semiautomática calibre .16 y la cargó. Luego entró en el dormitorio de sus padres, donde uno y otro dormían, y perpetró el doble parricidio. Primero disparó a bocajarro a su raíz en la cabecera, que falleció al instante. La detonación despertó al padre, que se incorporó rápidamente.

Entonces, Billy lo apuntó a la cara y volvió a agobiar el percutor, pero no consiguió matarlo. Así que empezó a golpearlo con la culata del rifle. Como seguía con vida, “cogí un puto cuchillo y lo apuñalé hasta que dejó de moverse”, explicó el propio Billy a los investigadores abriles a posteriori.

Billy Rouse se acerca a un agente de policía el mismo día del asesinato de sus padres

Billy Rouse se acerca a un agente de policía el mismo día del crimen de sus padres

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Ahora proporcionadamente, Billy no pretendía ser inculpado por el crimen de sus padres, así que ideó un plan para que pareciese un robo. Tras lavarse la muerte que tenía en los brazos y en el pelo, el pequeño abrió los cajones de la habitación de sus padres y metió algunas joyas y objetos de valencia en uno de los bolsos de su raíz. 

Acto seguido, condujo el coche hasta el puente sobre el río Des Plaines y se deshizo de todas las pruebas: las joyas, la ropa ensangrentada y las armas -cuchillo y escopeta- utilizadas en los crímenes.

La mansión donde vivían los Rouse

La mansión donde vivían los Rouse

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A la mañana subsiguiente, sobre las ocho y media, Robin entró al cuarto de sus padres, extrañada de que no se hubieran eminente ya, y se topó con la espantosa imagen. La adolescente gritó horrorizada y corrió a avisar a sus hermanos. Minutos más tarde, los servicios de emergencia acudieron en su ayuda.

Desde el principio, los investigadores sospecharon de los hermanos Rouse: ¿cómo era posible que nadie hubiese escuchado los disparos? ¿El estruendo de la tormenta pudo agotar las detonaciones? 

Kurt (izquierda) y Billy Rouse (derecha) charlan durante la mañana del hallazgo del cuerpo de sus padres Rouse

Kurt (izquierda) y Billy Rouse (derecha) charlan durante la mañana del hallazgo del cuerpo de sus padres Rouse

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Según declaró Kurt, llegó tarde a casa tras salir con su novia y le pilló durmiendo. Robin, por su parte, explicó que había estado en un bailable del instituto y que no regresó hasta pasadas la medianoche. Y, por posterior, Billy aseguró favor estado con amigos y calar asimismo tarde a casa.

Pero Tom Brown, el sheriff del condado, no tenía duda: “Con el trato que habían recibido los cadáveres -brutal-, debió de tratarse de un crimen de odio”. Aun así, los detectives no pudieron conseguir pruebas suficientes para presentar cargos contra alguno de ellos.


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Por consiguiente, sin indicios claros y con el paraguas permitido que les procuró a los hermanos Rouse el resto de familiares (ni siquiera testificaron delante el magistrado), la única hipótesis plausible era la de un robo con resultado de dos muertes. Y es que, teniendo en cuenta cómo había quedado el dormitorio de los Rouse y la desidia de joyas, esa era la única teoría plausible.

Cuatro meses a posteriori, se encontró una bolsa de basura en el río Des Plaines y, en su interior, un diamantista y un bolsa de mujer con una billetera y una identificación con el nombre de Darlene Rouse. Las autoridades activaron un nuevo protocolo de búsqueda para nuevas pruebas: faltaban las armas utilizadas. Pero las pesquisas fueron infructuosas.

Una herencia millonaria

Tras el crimen de los Rouse, sus hijos recibieron una millonaria herencia, de en torno a los dos millones de dólares en activos y, después, 300.000 dólares cada uno por la póliza del seguro de vida de sus padres. Con este dineral en el faltriquera, los hermanos se separaron y se fueron a morar con otros familiares en diferentes estados.

Kurt se mudó a California y luego a Iowa, mientras que Robin se fue a estudiar a la universidad de Racine (Wisconsin). Pero en 1983, la zagal perdió la vida en un contratiempo de tráfico poco a posteriori de que pusiese en conocimiento de las autoridades que sospechaba de sus hermanos. Respecto a Billy, se mudó a Key West (Florida) y, aunque intentó enderezar su vida comprándose una casa, casándose y siendo padre, no tardó mucho en retornar a las andadas.

Billy y Robin Rouse

Billy y Robin Rouse

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Billy recayó en el mundo de las drogas y a tener problemas con la honradez: apuñaló a un hombre durante una partida de ajedrez. El tribunal lo condenó a suceder 60 días en prisión. Al salir, terminó de dilapidar la herencia en pimple y estupefacientes, su mujer le pidió el divorcio y acabó viviendo solo en una casa flotante abandonada.

En septiembre de 1995, Billy y algunos de sus compañeros de juerga atracaron un lado, aunque fueron arrestados poco a posteriori tras apropiarse aproximadamente de 5.000 dólares. Tan pronto como la policía de Florida verificó sus referencias, lo notificaron a sus compañeros del condado de Lake por si querían susurrar con él. Habían pasado 15 abriles desde el crimen de sus padres y nunca era tarde para rectificar y confesar. Lo lograron.

Robin Rouse, una vez detenido en 1995

Robin Rouse, una vez detenido en 1995

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Durante el interrogatorio figura en vídeo, Billy describió pormenorizadamente el extraordinario parricidio. Cuando los investigadores le preguntaron si lamentaba la asesinato de sus padres, el zagal respondió: “Sí y no”. Dijo que, aunque se alegraba de no tener que batallar más con ellos, expresó su rectificación porque “en realidad jodió a mi hermana”.

En agosto de 1996, Billy Rouse se sentó delante el tribunal procesado de dos cargos por crimen en primer fracción. Inicialmente, su abogado defensor, David Brodsky, se opuso a la utilización de la confesión grabada en vídeo, pero la jueza Triunfo A. Rossetti dictaminó que la cinta era admisible. Entonces, el culto intentó echar mierda sobre las víctimas asegurando que eran padres abusivos y maltratadores, encima de consumidores de estupefacientes. Incluso intentó señalar al hermano viejo de Billy como el único autor de los crímenes.

Kurt Rouse, hermano mayor de Billy

Kurt Rouse, hermano viejo de Billy

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Sin secuestro, la fiscalía afianzó su alegato en la confesión grabada de Billy, donde el zagal describió con pelos y señales el modo en que mató a sus padres, el estado cómo dejó los cadáveres y la posterior asesinato de pruebas. Solo el efectivo dañino podía conocer esos datos.

El 5 de octubre, la jueza Rosetti declaró a Billy Rouse culpable de los crímenes de sus padres y lo condenó a dos sentencias consecutivas de 40 abriles de prisión. Aunque la magistrada dejó claro sentirse “asqueada” con la ley porque no le permitía condenar al procesado a cautiverio perpetua. El motivo: el endurecimiento de las penas para los delincuentes juveniles no se promulgó hasta poco a posteriori de los asesinatos, en 1980.

Billy Rouse, en la cárcel

Billy Rouse, en la gayola

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“Hiciste lo más odioso, lo más sorprendentemente malvado, desprovisto de toda misericordia y compasión cuando cogiste esa escopeta y, bruscamente, disparaste a tu raíz que te trajo a este mundo… y luego disparaste a tu padre. No sólo les quitaste la vida a ellos, sino que te la quitaste a ti”, dijo Rosetti durante la recitación del veredicto.

Desde entonces, el parricida se encuentra encarcelado en el Centro Correccional de Pontiac (Illinois) a la dilación de obtener su confianza condicional. Esta se producirá en el año 2035, cuando Billy cumpla los 71 abriles de perduración.

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