La movilización independentista se desinfla, pero los asistentes apoyan al prófugo para iniciar el movimiento amínista y un referéndum sobre Sánchez, mientras Aragón se marcha entre abucheos.
Carlos Puigdemont Pasé la prueba de la calle. El fugitivo salió airoso de una Diada que midió el apoyo del independentismo a su intención de negociar la investidura de Pedro Sánchez, mientras Pere Aragón Fue abucheado y decidió abandonar la manifestación antes de que terminara para protegerse de la hostilidad de los manifestantes hacia ERC.
La perenne guerra interna del independentismo se ha decidido esta vez del lado de Junts, que se dispone a imponer la amnistía y la apertura de una negociación de autodeterminación al candidato socialista, según sus condiciones, tras comprobar que tiene la apoyo de la masa secesionista fiel, aunque menguante.
115.000 personas se reunieron en Barcelona, que es la cifra más baja de personas reunidas si excluimos el 11-S, que estuvo condicionado por la pandemia de la Covid. Los 1,8 millones de personas que en 2014 empujaron Artur Mas al 9-N o al millón que impulsó a Puigdemont a celebrar el 1-O y declarar unilateralmente la independencia en 2017. Pero los irreductibles que hicieron acto de presencia este lunes apoyaron sin titubeos al prófugo. ¡Puigdemont, nuestro presidente!, afirmaron redundantemente los asistentes, para demostrar que apoyan la decisión del resucitado líder de Junts de entablar una negociación con Sánchez a cambio de facilitar su libre regreso a España para luego reactivar el proceso independentista, y sin pronunciarse nunca. la vuelta al unilateralismo para consumar la secesión si posteriormente el nuevo Ejecutivo se negaba a aceptar la celebración de un referéndum de independencia aprobado internacionalmente.
Puigdemont no obtuvo un cheque en blanco, sino un apoyo condicional. Así lo aclaró el presidente de la ANC al finalizar la manifestación que tuvo lugar en Plaza España. Que quede claro al Estado español que nada está terminado ni estará terminado hasta que tengamos la independencia de Cataluña. Hay que dejar muy claro que cualquier pacto de Madrid sólo es útil si tiene efectos directos en la consecución de la independencia de Cataluña. Una negociación por la gobernabilidad del Estado desde una posición independentista sólo es aceptable si hay un reconocimiento explícito del referéndum del 1-O. Que reconozcan también todo lo que el Parlamento decida para hacer efectiva la independencia, exigió. Dolors Feliu en tono combativo.
¿Y si la historia nos depara un momento de debilidad del Estado español? “No podemos cerrar ninguna puerta a nuestra libertad”, afirmó el presidente de la mayor organización separatista catalana para avalar el inicio de las conversaciones entre Puigdemont y Sánchez, siempre que no conduzcan a la mera concesión de la amnistía, sino que también incluyan la despenalización del 1-O para aferrarse a él y asumir como vigente y vinculante la declaración unilateral de independencia de 2017.
Después vino una sostenida movilización independentista, añadió Feliu, que exhibió un esquema mental propio del Carme Forcadell más beligerante. Si la expresidenta del Parlament y de la ANC ordenó a Mas adelantar las urnas antes del 9-N, su sucesor exigió a Aragons que convocara elecciones, eso sí, una vez allanado el camino a la secesión con el pacto firmado entre Sánchez y Puigdemont, nadie se atreve dar los pasos definitivos hacia la secesión. ¡Gobierno, dimisión!, corearon entonces los manifestantes sin los ya ausentes Aragoneses ni los enfermos Oriol Junqueras -No participé en la Diada tras dar positivo en Covid-, pudieron saborear de primera mano tan unánime desprecio.
El jefe del Ejecutivo catalán regresó a la Diada -el año pasado se negó a asistir para no ser castigado por su condición de miembro preferente del PSOE- con la única intención de desafiar a Puigdemont por el protagonismo que otorga el resultado de las generales. las elecciones le dieron.
Aragonés radicalizó su discurso para intentar no seguir viéndose ensombrecido por el fugado. El líder de ERC advirtió que la amnistía es sólo un primer pero imprescindible paso que debería allanar el camino para un posterior referéndum de autodeterminación. Que se escuche desde La Zarzuela, hasta La Moncloa, pasando por la Plaza de las Cortes, el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional, añadió el presidente incluyendo a los jueces en su amenaza.
La próxima fase será acordar un referéndum independentista, había advertido horas antes, en la tradicional ofrenda floral al monumento del mártir independentista Rafael Casanova, el número dos del Gobierno, Laura Vilagr.
Queda así demostrado que tanto ERC como especialmente Puigdemont no se conforman con ver aprobada antes de la investidura la amnistía -que según un mínimo debería beneficiar a 1.400 personas-, sino que el acuerdo entre socialistas e independentistas debe incluir alguna alusión explícita a la intención de permitir que los catalanes voten para decidir un nuevo estatus político y administrativo para su región.
Hemos aprendido a resistir y superar todos los intentos de acabar con el conflicto sin resolverlo, advirtió Puigdemont desde Bruselas, mientras quienes le han rehabilitado como interlocutor prometen entendimiento con Cataluña.
Es hora de mirar al futuro y seguir avanzando, indicó Sánchez en su mensaje para conmemorar la Diada. Más que nunca tenemos grandes desafíos compartidos por delante, suma Yolanda Díazla primera líder del Govern en estrechar la mano de Puigdemont y prestarse al retrato conjunto para iniciar las conversaciones de cara a la investidura que ya cuentan con el aval de todo el movimiento secesionista siempre que el referéndum constituya un objetivo a negociar en la próxima legislatura, como en su Un día fueron los indultos y tal y como es hoy es una amnistía que el separatismo catalán ya da por aprobada.