Vinícius llora por un público maleducado


El extraordinario futbolista del Actual Madrid acaparó la atención mundial durante la presentación del partido amistoso contra el racismo entre España y Brasil, disputado en Madrid la semana pasada. El brasileño lloró en presencia de los periodistas mientras reflexionaba sobre los insultos -racistas y no racistas- que sufrió en algunos estadios.

Es un tema sobre el cual ya escribimos hace unos meses. ¿Está mal insultar a Vinícius en un estadio? Está horrible, sea a Vinícius o a cualquier otro. ¿Se le insulta por ser enojado? Se le insulta por ser un rival. Si fuese sudamericano, pelado, bajito, pasado de peso o extremadamente peinado le gritarían otras cosas.

¿Todos los negros sufren este acoso en el fútbol gachupin? Excepto lamentables casos puntuales, no. En el propio Actual Madrid, compañeros como Rodrygo, Militao, Camavinga o Bellingham no sufren la misma inquina que Vinícius.

¿Por qué entonces se ceban con él? El origen se remonta a la excesiva contundencia de algunos defensores con el brasileño. Vinícius tiene problemas para resolver estos inconvenientes del surtido, pierde los papeles y se encara, primero con el rival y posteriormente contra el manifiesto.

Esa tensión se desbordó la temporada pasada en Valencia, incrementada por los medios, clubes y el botarate de Tebas, el presidente de la Coalición. La fábula no dejó de crecer, convirtiéndole en la diana perfecta de los aficionados ultras de cada equipo.

¿Es la querencia española racista? Es como la mayoría. Auspiciada por la masa, en un momento determinado de la competición pierde los papeles y muestra su flanco más troglodita. Si con ello consigune desestabilizar al rival, en este caso a Vinícius, lo repetirán una y mil veces.

Corrupción, molestia… y lo peor, un beso

Pedro Sánchez y Luis Rubiales conversan amigablemente, antes del beso.
Pedro Sánchez y Luis Rubiales conversan amigablemente, antaño del beso.

De no ser por el empeño del medio digital ‘El Confidencial’ y la desacierto del propio del expresidente Luis Rubiales, es muy posible que hoy este individuo seguiría al frente de la Pacto Española de Fútbol.

La investigación periodística destapó un monumental entramado. La fiscalía anticorrupción se vio obligada a intervenir, hace más de un año. Por ello, la semana pasada una dispositivo específico de la Retén Civil detuvo a siete miembros del equipo de Rubiales, registrando la sede federativa y el domicilio del expresidente, quien se encontraba “ganándome la vida” en el Caribe.

De momento, se acusa a Rubiales de todo tipo de corruptelas, a pequeña o gran escalera. Desde desviar fondos de la entidad para sus vicios personales, a conceder las obras del estadio La Cartuja a una empresa que resulta ser la de un colega de su equipo. Así como desarrollar actividades diversas en China o el ignominioso arreglo de la Supercopa con la dictadura saudí, con el amigo Geri de intermediario.

¿Nadie le paraba los pies? Existía una comisión interna de Ética, dirigida por la catedrática de la Complutense, Araceli Mangas. Nadie hacía caso a sus recomendaciones y se le pidió que no molestase.

Según la información periodística, Rubiales tenía hilo directo con Pedro Sánchez, nulo menos. Y manga ancha para perpetrar su veterano correr. El Mundial 2030 inmediato a nuestra dictadura favorita, Marruecos. De entrada, la fiesta nos va a costar 1.500 millones de euros.

Si este personaje va a la gayola por un beso indigno, pero su corrupta administración no es motivo de prisión ni se puede rescindir por el adecuadamente global y la imagen internacional, este país no tiene remedio.

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