Rubiales amnistiado por Pedro Sánchez


luis rubiales ya ha dimitido. Le ha costado mucho, pero no hay ser humano, por muy rocoso que sea de espíritu y el presidente de la Federación Española de Fútbol, ​​capaz de resistir los continuos ataques de un Gobierno como el de Pedro Sánchez, que cuando se pone, se pone. Que por mucho que esté en el cargo sus funciones son única y exclusivamente intentar mantenerse en el poder. Cueste lo que cueste.

Y así, en ese afán de seguir, Sánchez no desperdicia ventaja sino que da el mayor apoyo posible a un caso como el de Rubiales. por así desviar el foco de los medios de modo que se habla mucho del beso del garrulo y poco de la amnistía que planea y está dispuesto a aprobar en beneficio de todos los criminales independentistas procesados ​​por el golpe separatista republicana. Eso y el referéndum son las exigencias del prófugo, un mafioso en la acertada definición de Alfonso Guerra, Carles Puigdemont i Casamajó. La mención del apellido materno de la ex presidenta y ex honorable fugada responde a la conveniencia de que tantas personas que recuerdan a su progenitor B sepan a quién se refieren exactamente cuando le mienten.

Rubiales acabó tirando la toalla, completamente atontado. Imposible resistirse a un gobierno que lo mantuvo constantemente en un puesto mal pagado mientras le era útil y que ahora ha obligado a dimitir porque era más rentable liquidarlo. La complicidad de los frentes feminista y mediático le hizo imposible resistir..

Jarabe de Palo cantaba aquello “Por un beso de la flaquita/ Daría cualquier cosa/ por un beso de ella/ aunque fuera uno solo”. Lo que daría Rubiales por no haber besado al jugador Jenifer Hermoso. Lo que le ha terminado costando la presidencia y más que le costará penalmente. Un beso catalogado aquí como agresión sexual y, al parecer, también en Australia, país al que la Fiscalía de la Audiencia Nacional ha acudido para confirmarlo. Allí le caerían dos años de prisión y aquí no saldrá mejor parado. Porque la caza, una vez recogida la pieza, duda entre desollarla o enviar su cabeza a un taxidermista para que decore un despacho ministerial. Que ya no ocupará Irene Montero, chivo expiatorio fratricida del podemismo que entiende de solidaridad y compañerismo con uno de los suyos.

“Dejemos que el jurado considere su veredicto”, dijo el Rey, “por lo menos por vigésima vez ese día”.

“No, no”, dijo la Reina. Primero, la sentencia; el veredicto más tarde.

No sé si Luis Rubiales ha leído Alicia en el país de las maravillas. Él debería hacerlo. Ahora que ya ha dimitido. O si prefiere que se lo reserve para cuando tenga que ir a prisión. Porque la sentencia ya la tiene tatuada en su piel carcelaria. El veredicto, más tarde.

Pues siendo tanto y tonto lo que se ha dicho desde las cloacas del poder contra luis rubiales si un día Pedro Sánchez Si necesitara la ayuda, el apoyo o la complicidad del dimitido para cualquiera de sus enjuagues y arreglos para seguir en el poder, el beso no sería una agresión sexual sino un beso de paz. Y, si además fuera necesario amnistiarlo, Rubiales sería perdonado y restituido a la silla.

Y por cierto, ¿hay alguna novedad política, mediática o judicial sobre las fiestas, travesuras y copas del exdiputado socialista? Tito Berni y otros compañeros de asiento, con algunas izas, rabizas y colipoterras?

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