La ley del ‘sí es sí’ acaba por beneficiar a la misma ‘manada’ a la que quiso combatir


El 7 de julio de 2016, San Fermín, cinco hombres Violaron a una joven de 18 años en un portal de Pamplona. Nacía el caso ‘La Manada’, que finalmente apoyaría una reforma del Código Penal para que toda vulneración de la libertad sexual de una persona fuera considerada agresión y no abuso o agresión según las circunstancias. Esta reforma es la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual y su aplicación ha terminado beneficiando a más de mil violadores. Incluido uno de los condenados por violar a esa joven.

La ley conocida como ‘ley sí es sí’ nació con el objetivo de derogar lo que sus principales impulsores, en Unidas Podemos, llaman deliberadamente el “código penal de La Manada”, partiendo de la falaz premisa de que la normativa anterior no consideraba la el consentimiento de la víctima como elemento nuclear de la respuesta punitiva. Existe consenso jurídico en que si hay consentimiento no hay delito. Ni antes ni ahora.

La ley, promovida personalmente por Irene Montero, que lo anunció como la primera gran iniciativa del Ministerio de Igualdad tras asumir el cargo, cambió el nombre para que todas las conductas contra la libertad sexual se denominaran agresión (de ahí que se considere así el beso no consentido de Luis Rubiales). Al hacerlo, modificó los rangos de sentencia para delitos sexuales, rebajando las mínimas. En España, cabe recordar, cualquier reforma penal se aplica con carácter retroactivo en beneficio del condenado.

Fueron denostadas las voces que alertaban sobre los efectos que podría tener en este sentido. La delegada del Gobierno para Violencia de Género, Victoria Rosell, incluso llamó a los medios de comunicación a no informar sobre las denuncias de “abogados de violadores”, mientras se animaba a pronunciar un discurso sobre “jueces machistas” y “justicia patriarcal”. .

Pero esas voces tenían razón. A pesar de haber estado en vigor en su forma original sólo durante seis meses, la ley ya se ha traducido en más de mil sentencias reducidas para otros tantos violadores y abusadores que se encontraban en prisión y en la liberación anticipada de más de cien. La última reducción es, precisamente, a un miembro de La Manada, a quien el derogado y criticado Código Penal había permitido castigar con más dureza que la ley defendida por Irene Montero ante los ojos, de nuevo, de la justicia navarra. El lugar donde empezó todo.

La primera frase y la indignación.

Después de que la víctima denunciara los hechos y tras casi dos años de investigación, la Audiencia Provincial de Navarra publicó su sentencia sobre el caso La Manada: calificó los hechos como abuso sexual continuado, no agresión sexual porque no apreciaba violencia ni intimidación en el conductas, y le impuso penas de 9 años de prisión. En diciembre, el Tribunal Superior de Justicia confirmó la resolución en todos sus términos.

No fue la chispa, porque durante la investigación se extendió el descontento en gran parte de la sociedad por el trato que estaba recibiendo la víctima en el proceso, pero la decisión de la Audiencia Provincial acabó prendiendo la llama. La indignación se extendió en las calles y no sólo dentro del movimiento feminista. Las consignas partían de la consideración de que no se había tratado de un abuso, conducta que el Código Penal perseguía con ‘menos’ dureza porque las penas se incrementaban en función de la concurrencia de otros elementos agravantes.

Las manifestaciones se desarrollaron en distintas ciudades del país y junto a las tradicionales pancartas destacaron fotografías de los cinco de ‘La Manada’. Las consignas: “Yo sí te creo”, “hermana, no estás sola”, “no es abuso, es agresión” y una más: “sólo sí es sí”, eso sí, si ella no lo autorizó expresamente , fue atacada. . Irene Montero, entonces portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, no fue la única en calificar de “vergonzosa” la resolución. “Si no digo que sí, todo lo demás es violación”, concluyó.

La rectificación del Tribunal Supremo y la ley del ‘sí es sí’

El Tribunal Supremo, aplicando exactamente el mismo Código Penal, hizo una lectura diferente de los hechos. Consideró que se trataba de una violación continua porque los cinco actuaron de manera coordinada y tenían “plena conciencia” de que ella no consentía tener relaciones sexuales. Fue una agresión, no un abuso. Aumentó las penas a 15 años de prisión y estableció la doctrina: si una violación ocurre entre todos, todos son responsables de ella, no los cooperadores. Pero ya había calado la idea de que algo no estaba bien en el Código Penal.

Irene Montero es nombrada al frente del Ministerio de Igualdad. Anuncia que la primera iniciativa legislativa será una ley “sí es sí”, para “poner en el centro el consentimiento de la víctima”. Su intención era que el proyecto llegara al Consejo de Ministros antes del siguiente Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, pero los desacuerdos con el Ministerio de Justicia que entonces dirigía Juan Carlos Campo dejaron en el aire los plazos. Desde el lado socialista del Gobierno, los medios aseguraron que había “total consenso” sobre el texto. El primer borrador se aprobó en marzo de 2020 y el segundo se publicó en diciembre de 2020.

El Consejo de Ministros aprueba finalmente la remisión a las Cortes del proyecto de ley del ‘sí es sí’. Ha recibido un informe crítico del Consejo General del Poder Judicial pero no ha tocado las penas mínimas. El Congreso se pone manos a la obra. La norma sufrirá diversas modificaciones pero el marco sancionador permanecerá intacto. Tampoco se introducirá ninguna disposición transitoria que establezca cómo debe aplicarse la ley con carácter retroactivo.

La ley queda aprobada definitivamente en el Congreso, tras su paso por el Senado, con previsión de entrar en vigor un mes después de su publicación en el Boletín Oficial del Estado. Finalmente sería el 7 de octubre de ese año y para entonces, las defensas de diferentes condenados por delitos sexuales ya habían preparado sus recursos.

El goteo de descuentos y lanzamientos

El goteo de reducciones de penas comenzó el mismo día que entró en vigor la reforma del Código Penal. El primero del que hay constancia fue firmado el 7 de octubre. Un profesor evitó 5 años de prisión por abuso sexual a cinco chicos que habían sido sus alumnos y quedó en libertad. El Ministerio de Igualdad empezó a poner el foco en los jueces, tachados de “machistas” y en los medios de comunicación que se hacían eco de las reducciones de penas. No hubo datos oficiales.

Las salas de las Audiencias Provinciales, al igual que en el TSJ, comenzaron a celebrar reuniones para unificar criterios en el modo de actuación. En lugares como Madrid, había cientos de procedimientos que estaban sujetos a revisión. Declaró que los tribunales actuarían de oficio. Mientras tanto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, centrado en el Tribunal Supremocon la confianza de que se establecería una doctrina que detendría las reducciones.

El Tribunal Supremo se pronuncia por primera vez sobre las reducciones al analizar un recurso de casación en el Caso Arandina, -ataque de dos hombres a una menor-. Y su respuesta es que las reformas penales se aplican al revés en beneficio del preso y que hay que analizarlas caso por caso.

La Fiscalía General del Estado emite circular para unificar criterios. Establece que el principio será no admitir reducciones cuando la pena impuesta se encuentre dentro del rango ahora establecido por la ley, tal y como establece la disposición transitoria de la reforma del Código Penal de 2005. Los fiscales comienzan a apelar por reducciones de oficio. No frena el goteo, que ya es oficial desde febrero: el CGPJ comienza a recopilar y publicar estadísticas.

Rectificación de la ley: sólo en el futuro

Las críticas se intensifican. 978 agresores sexuales se beneficiaron de descuentos y 104 fueron puestos en libertad anticipada. El PSOE, con los votos del PP, rectifica la Ley Montero e incorpora dos tipos de penas para que haya penas más graves cuando se produzca violencia y/o intimidación en los distintos tipos de agresión sexual. El malestar en Unidas Podemos es evidente y lo expresan con una frase que se repite como un mantra: “la vuelta al Código Penal de la Manada”.

El Tribunal Supremo revisa varios recursos y avala el criterio aplicado por las Audiencias Provinciales al reducir las penas al aplicar el ‘sí es sí’, en detrimento del criterio de la Fiscalía.

A falta de datos actualizados por parte del CGPJ, en julio se produjeron al menos 1.155 bajas y 117 excarcelaciones. La rectificación está vigente, pero no impide las revisiones. La ley “sí significa sí” estuvo en vigor durante seis meses cuando se redactó inicialmente. Suficiente para que todos los condenados antes de su llegada y todos los que cometieron delitos durante ese período puedan recibir refugio. Incluido Ángel Boza, a quien el Tribunal Superior de Justicia de Navarra ha rectificado la Audiencia Provincial y ha reducido en un año a 15 la pena que le impuso el Tribunal Supremo como miembro de La Manada.

En España, como viene informando este periódico, a finales de 2022 había un total de 4.030 presos por delitos sexuales, buena parte de los cuales fueron por agresiones y abusos sexuales como los que contempla la ley.

La Ministra de Igualdad en funciones, Irene Monteroha salido en defensa de su ley de estrellas a través de sus redes sociales, asegurando que “se vuelve a cuestionar la gravedad de la violación no responde al mandato de “sólo sí significa sí”. “Así lo argumenta el voto particular del magistrado, la Fiscalía, el Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de Pamplona se oponen a la reducción, así como la Audiencia Provincial”, ha afirmado.



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