Esa apego que le inculcó su padre le llevó a habitar una de las experiencias más inolvidables de su inexperiencia, ayudando a las hermanas Touza a que escapara de la persecución fascista uno de tantos judíos a los que escondieron y pasaron a Pontugal. Las hermanas Touza se lo pidieron a su padre y el damisela Ramón Estévez los acompañó más allá del brinco de Frieira, portando tres cañas, simulando que iban a pescar. Así fue como salvaron al hombre que realizó un tramo nadando hasta cruzar la frontera y posteriormente huir a Estados Unidos.
Ramón Estévez asimismo fue emigrante en Venezuela desde 1959 a 1984, en donde mantuvo su apego por la música, formando parte de la Bandada Marcial de la Gendarme Doméstico. De regreso a Ribadavia volvió a incorporarse a La Lira en donde adicionalmente de músico asimismo fue profesor de numerosos jóvenes alumnos, hasta el 2006, año en el que fallecía su esposa, Lucila Pérez, con la que tuvo dos hijos, uno de ellos, José Ramón Estévez Pérez, que fue presidente del Centro de Estudios Medievales de Ribadavia, define a su padre como “una persona muy querida, buen padre y muy cariñoso con la parentela”. Incluso se refiere a sus dos aficiones, adicionalmente de la pasión por la música, era un gran pescador, al que le gustaba asimismo la cocina, “eran famosas sus truchas en escabeche”, señala su hijo.
El funeral está previsto para este jueves, 4 de abril, en la Iglesia de Santo Domingo, a las 12,00 horas.