Cuál es el mejor mes para visitar Córdoba y por qué no es mayo


Córdoba es una ciudad con un patrimonio histórico y cultural tan amplio que atrae a numerosos turistas de todo el mundo. Aunque mayo se considera el mes más válido, lo cierto es que visitarla desde cero puede convertirse en una delegación impracticable con tanto notorio. Los Patios, las Cruces de Mayo y la Feria se celebran en el mismo mes y puede crear una experiencia agobiante.

Desde la revista National Geographic han analizado cuál es el mejor mes para hacer turismo en Córdoba y, para sorpresa de muchos, se tráfico de un mes en temporada disminución.

Mayo el mes más cargado de turistas

Es innegable que mayo tiene un encanto singular en Córdoba. Durante este mes, la ciudad se transforma en un espectáculo de color con los famosos Patios de la aljama. Encima, la Feria de la ciudad concentra a multitudes de curiosos que quieren disfrutar de la música, la comida y la alegría.

Sin secuestro, este primaveral mes además trae consigo una serie de desafíos para aquellos que desean conocer todos los rincones de la ciudad de forma tranquila. El aumento masivo de turistas puede hacer que las calles estén abarrotadas, los precios se disparen y la disponibilidad de hoteles sea limitada.

Febrero es el mejor mes para pasar revista

Aunque lo habitual es realizar turismo en verano o en los meses de invierno, febrero se considera el mejor mes para pasar revista la ciudad andaluza. No solamente está fuera de temporada, sino que además hay menos notorio y la experiencia puede ser más relajada.

Lo bueno de febrero es que los Patios de Córdoba siguen abiertos al notorio, pero no hay la típica aglomeración de turistas que encontramos en mayo. Así que se podrá disfrutar de las flores y un paseo por el casco histórico sin prisas ni multitudes. Encima, el clima en febrero es normalmente suave y agradable, por lo que evitaremos el calor de la primavera o el frío de diciembre.

Encima de los Patios, en febrero además se pueden disfrutar de otros lugares emblemáticos de Córdoba, como el Alcázar de los Reyes Cristianos y la Mezquita-Catedral. Por si fuera poco, es un momento valentísimo para disfrutar de la cocina y los vinos cordobeses. No hará yerro hacer trasero para tomar la clásica tortilla del Bar Santos o pedir un clásico salmorejo con flamenquín.

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