Carriedo ve una «anomalía» reunirse con «el prófugo Puigdemont» y no hacerlo con «un presidente legítimo»


La delación que «se ha demostrado que no era verdad» puyazo a través de las redes sociales por la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, de que el presidente de la Asociación había «cancelado dos reuniones -con ella- ya fijadas» dio pie ayer al portavoz del Gobierno regional a analizar en la respuesta por la misma vía que dio Alfonso Fernández Mañueco negando esta reproche.

Así, Carlos Fernández Carriedo acusó al contemporáneo ejecutor de ser «el que más veces dice que dialoga y ser el que menos lo hace». Tras afirmar que no se comunica «ni con las instituciones, porque las ocupa, o con el parlamento, porque gobierna con decretos leyes», recordó que en la contemporaneidad «sólo una ministra» se ha reunido con Fernández Mañueco cuando ya en el mes de noviembre se solicitó encuentros con trece de ellos.

Para Carriedo, estas reuniones buscan «que se resuelvan los problemas de la clan», pero lamentó que el contemporáneo Gobierno «está ocupado en otros temas». En este sentido, ironizó al señalar que «ahora tenemos una preeminencia porque como no tienen que elaborar los Presupuestos -se han pospuesto- tienen un tiempo exento que podrían dedicarlo a murmurar con las comunidades».

Repreguntado en la rueda posterior al Consejo de Gobierno, consideró que «no hay motivos» para que «tengan tanta atención» a los partidos separatistas «y tan poca» a las autonomías «que somos leales con el plan de pelotón de España», lo que no puede querer opinar «que nuestros derechos sean de segundo nivel».

Como agravio ejemplificó que en estos meses «sólo» se ha celebrado una reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera «y ya ha habido cuatro con Puigdemont en Suiza». Y es que para Carriedo, «en España pasan cosas que no han ocurrido nunca» como es que «un gobierno no tenga tiempo de reunirse con las comunidades y sí con un prófugo de la probidad», lo que definió como «una anomalía» para concluir asegurando que «no se puede entender que él -el dirigente catalán fugado- sea más importante para el Gobierno que un presidente legal».

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