Además, tiene inhabilitado para ejercer la profesión docente durante dos años y le prohibió acercarse a la víctimaasí como comunicarse con ella por cualquier medio, durante tres años.
Los magistrados consideran probado en la sentencia que el acusado Envió a la víctima mensajes de WhatsApp, incluidos stickers con contenido sexual. En septiembre de 2019, según la sentencia, la esperó con una gominola en la boca, fuera del ascensor de la academia, “dándole un beso en la boca, sin su consentimiento”.
Los jueces aseguran que, en otra ocasión, se presentó en el domicilio de la menor, le ofreció café y algunos dulces, la agarró por los hombros y, sin su consentimiento, la besó en la boca.
La Corte también informa que, en noviembre de 2019, aprovechando que se encontraba a solas con la víctima en la academia, le tomó la cara y le dio, sin su consentimiento, dos besos en la boca. Y, en otra ocasión, cuando el acusado bajaba con ella en el ascensor, “la inmovilizó contra la pared y, contra su voluntad, la besó en la boca”.
Otro día, dentro de ese plazo, y cercano a los anteriores, según el tribunal, volvió a aprovechar que estaban solos en la academia para entrar en el aula donde estaba la víctima y, sorprendentemente, besarla en la boca. , también sin su consentimiento.
El tribunal destaca que “el carácter sexual de la acción es evidente”. Así, subraya que “no fueron besos cariñosos”según lo revelan las conversaciones de WhatsApp y los audios que le envió al menor.
Los jueces destacan que “los actos de contenido sexual realizados por los imputados violaron la libertad e indemnidad sexual de la víctima”. La sentencia no es firme, ya que contra ella se puede interponer recurso de apelación ante el TSXG.
El tribunal también ha inhabilitado a este hombre para cualquier profesión, oficio o actividad, remunerada o no, que implique contacto regular y directo con menores durante siete años.