La construcción de las rondas de circunvalación de la ciudad ya se contemplaba en los años 90. Por ejemplo, se proyectó la circunvalación norte para redirigir el tráfico procedente de Vigo, Santiago, Lugo y Monforte; o la circunvalación este, que conectaría -incluso desde el puente de Velle- la actual OU-536 con la N-525. El primero no existe. Aunque las obras ya llevan un año de marcha -bajo responsabilidad del Gobierno- aún no hay avances significativos. El segundo sigue sin cerrar, a falta de que la Xunta licite este año -según su estimación- las obras del último tramo, entre Benposta y la N-525.
La catástrofe del Prestige motivó un enorme plan inversor anunciado por el Gobierno de José María Aznar. Se aprobó en A Coruña en enero de 2003. Y aunque Ourense no tiene mar, también iba a salir beneficiado.
Una de las promesas más importantes fue la de llevar la alta velocidad a Galicia. La puerta de entrada sería Ourense. El tren acabó llegando en 2021, tras años de retraso. Pero lo hizo sin la entrada a Ourense -aún en construcción- y sin la estación intermodal. El edificio diseñado por Norman Foster en 2011 para acoger a los viajeros acabó transformándose en una versión descafeinada, y cuyo concurso de premiación está actualmente paralizado.
Por otro lado, la alta velocidad hacia Lugo, clave para estructurar el interior, acabó siendo una reforma de la línea actual, del siglo XIX. Las variantes Os Peares y Rubián están en el limbo, aunque su construcción dejaría el viaje desde la ciudad en apenas una hora. Ahora son casi las dos.
Precisamente, la carretera a Lugo (A-56) es una de las promesas incumplidas. Sólo hay un tramo construido, San Martiño-A Barrela, pero no sirve de nada porque está aislado. Algún apartado más está en proyecto y el resto, ni siquiera. La A-76 conectaría Ourense con el segundo polo industrial de la provincia, Valdeorras, así como con Monforte, Bierzo y, más lejos, León. Sólo existe sobre el papel, aunque las obras del primer tramo deberían salir a concurso este año. A la comarca de Trives se le prometió un nuevo acceso para compensar las malas conexiones con la ciudad y Valdeorras, pero nunca se ejecutó.
El resto de provincias gallegas disfrutan cada vez de mejores conexiones. Por ejemplo, las carreteras Lugo-Sarria, Santiago-Lugo, A Coruña-Costa da Morte… Ourense sigue esperando turno en las oficinas de obras públicas. De momento aún no ha llegado.