Se comercio, según los promotores de esta idea, de dar a conocer entre los ourensanos este tipo de instalaciones y los servicios que prestan. Mínimo que discrepar. Al contrario, todas las acciones que tiendan a divulgar las capacidades del medio están muy acertadamente.
Sin retención, se daba por hecho que los ourensanos ya conocían los posibles termales porque otra cosa no habrá, pero propaganda sobre Ourense termal, seguro que sí. Otra cosa es la efectividad, que parece otra.
La cuestión del termalismo ourensano ya no es que la Diputación subvencione unas entradas para bañarse en una piscina, que está acertadamente, insistimos. Lo mollar es que la provincia debería aspirar a poco más. Si es que hay empresas interesadas en la cuestión, el medio está metódico y el negocio se ve por algún banda. Mientras, nos podemos dar un chapuzón entonces.