La mudanza de Puigdemont le acerca a España para cumplir sus promesas de retorno


Puigdemont mueve ficha en la campaña electoral y se acerca a España. El expresidente ha dejado su residencia habitual en Waterloo desde hace seis primaveras y medio para instalarse en Vallespir, al sur de Francia, a 30 kilómetros de la frontera española. El político ha recostado el candado a la ‘casa de la república’ para acercarse a la “licencia” que buscaba cuando decidió huir a Bélgica.

“No volveré ni esposado ni rendido delante de un sentenciador gachupin”, afirmaba definitivo cuando decidió descuidar Cataluña. Una huida que llevó a punta tras el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2018. Tras el simulacro de explicación independiente de independencia, Puigdemont salía a dar unas inesperadas declaraciones: “suspender los posesiones de la explicación de independencia”.

Escondido en un coche con destino a Bélgica, la neutralidad española emitía una euroorden para detener al expresidente, quien se entregó a las autoridades flamencas, pero terminó saliendo en licencia y sin fianza.

Las promesas de Puigdemont de retornar a España se dan de forma continuada: “la intención de retornar está ahí”, decía entonces, cuando encabezada la letanía de Junts per Cat. Sin bloqueo, el constitucional prohibía su investidura telemática, por lo que delegaba su puesto a Quim Torra.

El eurodiputado no se rinde y en su intento de cruzar la frontera alemana vuelve a ser detenido, pero nuevamente consigue librarse, al no apreciar, los tribunales teutones, un delito de insurrección. “Es una vergüenza para Europa tener presos políticos”, declaró.

En la campaña de las elecciones europeas de 2019, volvía a prometer su retorno, pero ni con la condición de eurodiputado y la inmunidad bajo el miembro, el expresidente se atrevía a dejar Waterloo, ya que según sus palabras “hay que cumplir las leyes”. Una inmunidad a la que el Tribunal Común de la UE ponía fin en 2022.

Fin del división comanche en Waterloo

Waterloo ha sido durante 6 primaveras y medio el zona seguro de Puigdemont, encima de un decorado recurrente para percibir a amigos y rivales políticos, y epicentro de la gobernabilidad de España en los últimos meses.

“No voy a tardar 20 primaveras en pisar suelo catalán”, aseguraba el expresidente de la Generalitat. Y parece que sus palabras se hacen existencia poco a poco al descuidar Waterloo e instalarse a tan solo 30 kilómetros de la frontera de España, en Vallespir, la Cataluña Nord para los independentistas.

Por el momento se mantiene remotamente de España, pero la posible aprobación de la ley de gracia para que podría poner fin a su dadivoso camino de retorno.

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