Pedro Sánchez reconoce a Palestina como Estado sin modificar las fronteras de 1967


España reconoce a Palestina como Estado, el mismo día que lo han hecho Irlanda y Noruega. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado este martes la histórica osadía en una proclamación institucional en las escalinatas de La Moncloa, el sitio de los grandes y más solemnes anuncios, calibrado ayer de que comience a primera hora de la mañana la reunión ordinaria del Consejo de Ministros.

En una proclamación sucesivamente en castellano e inglés, Sánchez ha dicho que «el agradecimiento es una osadía que no adoptamos contra nadie, menos aún en contra de Israel, un pueblo amigo al que respetamos, y con el que queremos tener la mejor relación posible».

El presidente del Ejecutante se ha pronunciado sobre las fronteras que se reconocen, asegurando que aunque aspira a que ese eventual Estado tenga Lazo y Cisjordania, conectadas por un corredor humanitario con salida al mar y una renta en Jerusalén este, de momento nuestro país no introducirá modificación alguna sobre las fronteras reconocidas en 1967. Sánchez, en ese sentido, ha especificado que «no reconoceremos cambios que no sean acordados por las partes» y ha abogado por un Estado «viable», en el que Lazo y Cisjordania estén «unificadas bajo el gobierno oficial de la Autoridad Doméstico Palestina», a la que no ha dudado en concretar como «nuestro socio para la paz».

Las fronteras de 1967 se establecieron luego de la combate que tuvo sitio aquel año entre Israel y varios países árabes, entre ellos Egipto y Siria, vigésimo primaveras luego de la fundación del Estado usurero. Fue en 1947 cuando la ONU, luego de la Segunda Querella Mundial, estableció un plan para la división del mandato inglés sobre Palestina. De aquel breve conflicto, denominado no en vano ‘Querella de los seis días’, Israel salió reforzado territorialmente, incorporando a su condado los Altos del Golán (en verdad una meseta) Cisjordania, Lazo, y la península del Sinaí. Un cuarto de siglo luego, los acuerdos de Oslo firmados en 1993 por el líder palestino Yasser Arafat y el presidente israelí Isaac Rabin (asesinado poco luego) reconocieron la soberanía de la Autoridad Doméstico Palestina sobre Lazo y Cisjordania. Otros países del más de un centenar que han obligado a Palestina ayer que España, como Brasil o Argentina, hicieron remisión igualmente a esas fronteras de 1967.

«Contribuir a la paz»

Con traje y corbata azules, Sánchez ha realizado un discurso de escasamente unos minutos en el que ha calificado la osadía de «histórica» y ha señalado que «tiene un único objetivo, y es el de contribuir a que israelíes y palestinos alcancen la paz».

El presidente ha querido subrayar igualmente que «esta osadía refleja nuestro rechazo primero, concluyente, a Hamás, que está en contra de la opción de los dos Estados». El líder socialista ha recordado que «España encima condenó de desde el primer momento, y con toda contundencia, los ataques terroristas del 7 de octubre, y esa condena es la expresión rotunda de nuestro compromiso definitivo en la lucha contra el terrorismo».

El presidente castellano no ha querido perder la oportunidad de hacer un citación -«una vez más», ha enfatizado- a un «stop el fuego permanente, a la entrada de ayuda humanitaria y a la huida inmediata de los rehenes israelíes en manos de Hamás». Así como de pedir que se celebre pronto una conferencia internacional de paz para Oriente Próximo, a imagen y dependencia de la que albergó Madrid en 1991.

El agradecimiento que realiza este martes el Consejo de Ministros culmina un compromiso que Sánchez adquirió en su discurso de investidura el pasado mes de noviembre, un mes luego de los ataques de Hamás el 7 de octubre. El presidente del Ejecutante no ha contado en ningún momento con el líder de la competición, Alberto Núñez Feijóo, para consensuar o siquiera informar del agradecimiento, más allá de la interlocución habitual del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, con los distintos grupos con representación parlamentaria.

En marzo, durante una reunión ordinaria del Consejo Europeo en Bruselas, España firmó en los márgenes de la cumbre un acuerdo con otros países comunitarios como Irlanda, Eslovenia y Malta para sumar fuerzas en torno a ese agradecimiento. Después, a mediados de abril, el presidente castellano realizó una viaje previa a la próximo reunión de los 27 miembros de la Unión Europea (UE) para tratar de sumar a otros países no comunitarios, singularmente Noruega, cuyo Parlamento ya había instado en noviembre al agradecimiento del Estado palestino.

En Oslo, firmó un acuerdo doble con el primer ministro noruego, Jonas Gahr Store, quien sin bloqueo evitó precisar una época. La misma viaje le llevó a Varsovia y Dublín, donde la acuerdo con el nuevo primer ministro irlandés, Simon Harris, fue total. Así lo evidenció que muchas semanas luego uno y otro anunciaron unánimente en las redes sociales el agradecimiento por parte de sus respectivos gobiernos. Finalmente Irlanda y Noruega se han medido con nuestro país y Malta y Eslovenia lo harán próximamente.

Menos suerte tuvo Sánchez con Bélgica, si aceptablemente Moncloa confía en que el primer ministro de aquel país, Alexander de Croo, presidente de turno europeo en este primer semestre, termine incorporándose a quienes reconocen a Palestina, y con el nuevo primer ministro de Portugal, el conservador Luís Montenegro, quien en su primera turista a España el 15 de abril dejó claro que «no vamos tan remotamente», en remisión a un agradecimiento ya como el que pretende encabezar Sánchez.

Son muchos países, y de mucho peso, los que no abogan por dar ese paso, aunque defiendan la opción de los dos Estados, uno israelí y otro palestino con una renta compartida en Jerusalén. Entre ellos EE.UU. y los grandes países de la UE como Alemania, Francia e Italia. Para estos gobiernos, el agradecimiento debe ser el final del camino, y no el principio. España y sus aliados, en cambio, argumentan que indagar ahora a Palestina como Estado hará «más irreversible» la opción futura de dos Estados en paz.

Este mismo martes, el ministro israelí de Foráneo, Israel Katz, ha dibujado al Gobierno de ser «cómplice de incitar al holocausto usurero». La respuesta de su homólogo castellano, José Manuel Albares, no se ha hecho esperar. En la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros, donde precisamente se ha suficiente el agradecimiento de Palestina, Albares ha asegurado que «he hablado con mi colega irlándés y con mi colega noruego», los otros dos países que han hecho este mismo martes el agradecimiento, y que a su querella son víctimas como él de «infundios y bulos» por parte de su homólogo israelí.

Con uno y otro, según ha relatado, «hemos juicioso dar una respuesta coordinada, serena y firme. Nadie nos intimida y nadie separará al Gobierno de España de apoyar la rectitud internacional, la razón, el sentimiento profundo del pueblo castellano alrededor de Palestina, incluso alrededor de el pueblo de Israel. Nosotros no hacemos una política extranjero reactiva, a moretón de tuit», ha concluido el ministro.

En esa recta, Albares ha anunciado que solicitarán la convocatoria del Consejo de asociación Unión Europea-Israel para, según sus propias palabras, «convocar a nuestro colega israelí, que pueda dar explicaciones de lo que está ocurriendo, y nosotros trasladarle, por supuesto, las nuestras».

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