El último baile de Toni Kroos y Luka Modric


Qué difícil es despedirse a tiempo de poco que amas, dejar antes un trabajo que te hace infeliz o poner fin a una relación tóxica. Existen múltiples hipótesis sobre cómo aseverar adiós; educarse a soltar, lo llaman ahora. Dicen que el tiempo todo lo cura, que todo final constituye un nuevo principio, que nunca choveu que non escampara, que dejarse aguantar suena demasiado admisiblemente… Son tiempos líquidos y vivimos inmersos en atracones sociales que luego no perduran, ya sabéis.

Premeditadamente de este engorroso asunto de las despedidas, siempre he sentido amor por ese esotérico que es el final de ‘Lost in Translation’. ¿Qué ánimo le susurra Bill Murray a Scarlett Johansson cuando se separan? Desde su estreno en 2003 no han parado de surgir teorías sobre las últimas palabras de Bob a Charlotte: desde “te voy a echar de menos” a “me tengo que ir, pero no dejaré que eso se interponga entre nosotros. ¿Vale?”. Qué peliculón, vaya.

El caso es que Toni Kroos se retira y a muchos nos parece contranatural. La carrera de un futbolista es demasiado corta y a éste no se le recuerda una temporada mala: ha acertado el 94% de los pases que ha intentado. Casi nada tiene 34 abriles y podría seguir siendo titular en el Actual Madrid, alargando su epígrafe en definitiva. Sin bloqueo, opta por colgar las botas y, aún más inconcebible, cumplir la palabra dada al irse en lo más parada. “Es un tío con huevos”, le definió Carlo Ancelotti. Aprobación.

Y me cuestiono: ¿qué le susurró Modric a Kroos cuando fue sustituido en el minuto 86 frente a el Actual Betis? Era el postrero partido del germano en el Santiago Bernabéu y fue el primero en acercársele. Son dos divinidades blancas, los jodidos Batman y Robin del centro del campo, el ying y el yang de esta decenio prodigiosa. Luka parece que elegirá un adiós menos prosaico: cuando el año que viene mire a su izquierda, ya nunca estará ahí Toni. Con su retirada asimismo se disuelve este binomio que se antojaba inseparable: “Better together“, dijo una vez el de Zadar.

No todos los futbolistas terminan ganando cinco Champions League, igual que no todos los días terminas en un karaoke tokiota con Scarlett. Lo bueno es que Sofia Coppola nunca revelará esa última semirrecta de argumento y ahí nos dejó la mejor respuesta: ocurre lo que quieras que ocurra, Murray le dice lo que tú imaginaste en ese momento… y ese es sin duda el mejor final. Yo creo que volvieron a permanecer, esta vez en Los Ángeles y, quién sabe, a lo mejor se enrollaron o simplemente fueron a cenar al Bubba Gump Shrimp Co. del terminal de Santa Mónica.

Diría que Modric la otra perplejidad emplazó a Kroos a aventajar la Decimoquinta Copa de Europa: “Antonio, nos queda un postrero danza este sábado en Wembley“. O quizá le invitó a hacer como él y quedarse un añito más en el club de su vida: “Igual hasta conquistamos la Decimosexta, que viene Kylian“. Porque tan encomiable es aseverar adiós en tu prime, a lo Kroos, como aceptar un nuevo rol y seguir intentándolo una y otra vez, a lo Modric. Los finales abiertos molan. En fin, odio las despedidas.

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