Un tribunal de León considera atenuante la “cultura gitana” en la violación a una menor


La Audiencia Provincial de Valiente juzgaba y emitía veredicto recientemente contra tres varones acusados de embestida sexual y maltrato habitual contra una pupila. Los primeros hechos que se juzgaban se remontan a 2018, cuando la chavea aún tenía 12 primaveras de tiempo, y se habrían producido en al menos 3 ocasiones, hasta cumplir la chica 16.

El principal marcado y la pequeño mantenían una relación sentimental, siendo él más de diez primaveras veterano. Fruto de las relaciones que mantuvieron la pequeño callado grávida, siendo religiosa las 3 veces, ocurridas en 2018, 2019 y 2021; primaveras en los que residieron en distintas localidades de la provincia de Valiente.

Polémica sentencia

El tribunal tenía en cuenta que las relaciones habrían sido consentidas por la chica, hecho que no tendría validez legítimo al tener la chica solamente 12 primaveras. Aun así, acusaba al hombre de, pese a ser plenamente consciente de la corta tiempo de la pupila, satisfacer su apetito sexual de guisa ilícita y sustentar relaciones sexuales completas, conociendo perfectamente sus potenciales consecuencias.

Las autoridades judiciales por otra parte han asumido que “en las costumbres gitanas, las niñas se casan a partir de los 12 primaveras”, considerando probado que un año ayer de los hechos se inició en las relaciones sexuales, y sabía que podía quedarse grávida, cosa que ocurrió en 3 ocasiones.

La pena que pedía para el hombre la Fiscalía era de 37 primaveras, pero era rebajada a 8 primaveras de prisión. La intrepidez legislativo de deducir la condena a menos de una cuarta parte venía justificada por lo habitual de situaciones de corte similar en la civilización romaní.

La explicación de una experta

La abogada especializada en criminología y colaboradora de Espejo Divulgado, Beatriz de Vicente, arrojaba poco de luz sobre esta intrepidez del Empleo Fiscal, que generaba asombro y estupefacción en todos los presentes en el plató. Admitía que no conocía la sentencia completamente, y que lo que más le sorprendía eran los demás delitos imputados, de maltrato y maltrato habitual. Delitos que incluso se les imputaban a las otras dos personas implicadas en el caso.

De Vicente afirmaba que la resolución definitiva del proceso legislativo se debía a varias causas y que no sólo habría tenido en cuenta que “las uniones de pareja se producen a edades muy tempranas”.

Un acuerdo corto entre las partes favorecía la sentencia de conformidad, sobre la que incluso influía la consideración de que podría favor una proximidad “en progreso físico y madurativo”.

“El consentimiento de la chica, es verdad que no es válido porque es pequeño de 16 primaveras. Pero como vive en una civilización en la que asiduamente adultos mantienen relaciones sexuales con chicas de 12, 13, 14 primaveras, y de hecho el nupcias inmaduro en la etnia gitana es natural“, entendería la letrada, que matizaba incluso: “Ya veremos que dice el Tribunal Supremo”.

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