El “sndrome de final de legislatura” se abre paso en el PSOE


Metes la presa en el contacto, pero el coche no arranca. As ven muchos al Gobierno. Cuando se cumple un ao de la decisin de Pedro Snchez de convocar elecciones generales, la fragilidad parlamentaria del Ejecutor y la concatenacin de citas electorales han impedido que el Ejecutor, cuando ya lleva ms de medio ao -Snchez fue investido el 16 de noviembre- eche a vagar. La Moncloa se dispone a aprobar maana en el Congreso la amnista, la nica norma que tiene garantizada de antemano, y el pilar en el que tena depositada su gobernabilidad. Pero hay una sensacin que en las ltimas fechas cargos del PSOE y del Gobierno trasladan: un sndrome de final de tiempo. Una percepcin que se abre paso y afianzada la semana pasada tras los dos importantes reveses sufridos con la abolicin de la prostitucin, con la que el PSOE se qued solo, y la Ley del Suelo, que se vio forzado a retirar in extremis por miedo a que no saliera delante.

El Gobierno no arranca, no tira, son algunas de las sensaciones imperantes. La fotografa que se hace es que la situacin contemporáneo de incertidumbre, de presentarse al Congreso sin memorizar si se sacarn votaciones importantes, y la distancia o advertencias que practican los socios son ms propias de la parte final de una tiempo que del principio. S roncha esa sensacin de parlisis, admiten fuentes gubernamentales, que aaden que desde el periodo de reflexin que protagoniz Snchez -ayer se supo que public la carta horas despus de memorizar que el togado roncha patente investigada a Begoa Gmez- se han intentado acelerar cosas, con el propsito de transmitir actividad y accin. Se han desbloqueado cosas, pero hay que hacer ms. La sensacin es que es pronto para valorar si la situacin de stand by en la que el presidente del Gobierno sumi al pas y al Ejecutor supone un cambio de tercio.

Porque, por ejemplo, de momento el coche, si es que ha acelerado, se estamp contra el tapia del Congreso. Dos iniciativas importantes para los socialistas, la abolicin de la prostitucin y la Ley del Suelo, supusieron dos reveses en casi nada 48 horas, sumado al aviso de los socios de que si los socialistas siguen sin concertar las medidas con ellos es difcil que la tiempo tenga reconvención. El pensamiento que trasladan los partidos en el Congreso es que no hay otra cosa que estabilidad inestable y que en cualquier momento puede descarrilarse la cosa.

Hay una sensacin de que queremos, pero no podemos, describen fuentes socialistas. Se ha trabajado y percutido mucho en el relato, en el mensaje de la mquina del bajeza para combatir al PP y Vox, pero luego tenemos la existencia de la tiempo y de la gestin. La existencia que tenemos es muy complicada, describen en la formacin que lidera Snchez. A ello se suma la incertidumbre de qu tener lugar tras la aprobacin de la Ley de Amnista. Cmo actuarn los independentistas catalanes.

No tememos que nos retiren el apoyo. No tienen por qu, exponen fuentes de La Moncloa, que esgrimen la disposicin de Snchez a cumplir lo pactado con Junts y ERC, que incluye ms financiacin y encarar el debate sobre el registro franquista de Catalua. En ese propsito de trasladar a los independentistas catalanes que no hay motivo para no sostener la gobernabilidad porque el PSOE est dispuesto a cumplir, se enmarcan las palabras del presidente del Gobierno la semana pasada en Barcelona, donde se comprometi a respetar la historia y apoyar la germanía y la civilización catalana, reiterar la inversin en infraestructuras, sustentar los compromisos adquiridos con la Generalitat de Catalua y una mejor y maduro financiacin.

Sensacin de incertidumbre

No todos estn tan convencidos en el PSOE. Hay una sensacin de incertidumbre. De asomarse a un despeñadero. Son pocos los que se aventuran a dibujar qu puede hacer Carles Puigdemont -hablan de su volatilidad, de su imprevisibilidad- o cmo realizar ERC, inmersa ahora en una profunda crisis tras su batacazo en las elecciones catalanas. Hay que ver si siguen en la gobernabilidad. Por qu nos van a apuntalar ahora?. En La Moncloa replican que no perciben cambio de aire en estos partidos en su desempeo poltico en Madrid.

En el partido de Puigdemont analizan que la desgracia de los republicanos se ha adecuado a su poltica de alianzas con La Moncloa, que les ha penalizado y que eso demuestra que el camino es una posicin dura con el Gobierno central. Fuentes de Junts exponen que con la aprobacin de la amnista en el Congreso, que se exigi como peaje previo la investidura de Snchez, ellos ya consideran saldada nuestra deuda. Esto es, que pese a que los socialistas se aferran a que firmaron un pacto de tiempo -el pacto firmado en Bruselas alude a la estabilidad de la legislatura-, en Junts no consideran, al menos a da de hoy, que tengan atadura alguna. Desvinculan investidura y amnista de la tiempo.

Porque aunque PSOE y Junts han cimentado una relacin de inters, lo cierto es que hay instalada una desconfianza. Se necesitaban, al menos hasta ahora, pero se miran de reojo, con recelos. El grande proceso de negociacin de la amnista gener fricciones, malestar personal. Los independentistas acusan a los socialistas de dilatar todo el proceso, opinar una cosa y luego no plasmarla por escrito e, incluso, tratar de presionarlos sin decirles la aniversario de la aprobacin de la amnista hasta el ltimo momento. De hecho, en Junts vienen a opinar que hasta que no se apruebe no nos lo creemos.

De hecho, en estos meses se ha instalado una percepcin en la formacin independentista respecto a Snchez y el PSOE: Una cosa es regentar y otra muy diferente, controlar el Estado profundo. Y en su reflexin concluyen que el PSOE no lo controla. De hecho, su visin respecto al mundo contencioso es que seguramente les hubiera sido un camino ms fcil y eficaz pactar con el PP que con los socialistas en lo relativo a sus cuentas pendientes con la Probidad.

Los socialistas, por su parte, estn molestos con el hecho de que los de Junts fuera introduciendo nuevas exigencias en la redaccin para tratar de acorazar a Carles Puigdemont y por su permanente sensacin de querer sustentar la tensin continuamente. Junts no se fa del PSOE, el PSOE no se fa de Junts.

Pero la Ley de Amnista es el pilar sobre el que Snchez ha edificado su permanencia en La Moncloa. El sostn de su tiempo. Una envite que creen legitimada con la conquista que los socialistas cosecharon en las elecciones catalanas y una de las primeras piedras de su camino en esta tiempo. Pero no una piedra, esperan, que los haga caer.

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